EL PELIGRO DE LAS JÓVENES PROFETISASEn 1856, la joven Nongqawuse, declaró que los espíritus ordenaban a los Xhosa
quemar sus cultivos y matar a su ganado. A cambio, los espíritus echarían a los ingleses al mar. Después graneros y corrales se llenarían de nuevo. Los Xhosa mataron 400.000 cabezas de ganado y quemaron sus cultivos. Los que se negaron fueron culpados del fallo de la profecía. En la hambruna resultante la población se redujo de 105.000 a 27.000.
Hay una larga tradición de muchachas jóvenes con visiones espirituales. En tiempos más ilustrados se lo solía denominar histeria. Las jóvenes profetisas que exigen grandes sacrificios
encierran un enorme peligro y a menudo se convierten en instrumentos de la élite, como ocurrió con Juana de Arco o como ocurre con Greta Thunberg y el Foro Económico Mundial.
La única lección de la historia es que no se aprenden las lecciones de la historia.
¿Estamos destruyendo nuestro sistema a cambio de vanas promesas porque lo demandan los espíritus del clima?