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actuar cuando fueran llevados ante los reyes y los césares. S | Jesús, el Verbo de Dios

actuar cuando fueran llevados ante los reyes y los césares.

Son curados de ese cuidado con una promesa de ayuda del cielo. Y lo tenían, Hech 5:41; 13:52
Y también los confesores y mártires en todas las épocas de la Iglesia.
No sé de dónde vienen tales pensamientos, dice Lutero de sí mismo en una carta a su amigo. Y en su libro del cautiverio babilónico profesa que, quisiera o no, se volvía cada día más erudito que otro. ¿No era eso el Espíritu del Padre hablando en ellos? (Trapp)

(v 15) "Porque os daré una boca y una sabiduría que todos vuestros adversarios no podrán contradecir ni resistir."

Como si dijera, recibiréis de mí elocuencia y sabiduría, de modo que todos vuestros adversarios, si se reunieren en uno, no os podrán resistir, ni en sabiduría, es decir, en el poder del entendimiento, ni en elocuencia, es decir, excelencia en el habla, porque muchos hombres tienen a menudo sabiduría en su mente, pero siendo fácilmente provocados para su gran perturbación, estropean el todo cuando llega el momento de hablar. Pero no tales fueron los Apóstoles, porque en estos dos dones fueron muy favorecidos.(Teófilo)

Los anima "No temáis, adelantaos a la batalla, soy yo el que peleo; vosotros pronunciad las palabras, yo soy el que habla (Greg)

Ahora en un lugar Cristo habla en sus discípulos, como aquí; en otro, el Padre; en otro habla el Espíritu del Padre.
Estos no difieren sino que concuerdan juntos. En eso uno habla, tres hablan, porque la voz de la Trinidad es una.(Ambrosio)

Ahora bien, pasa a advertirles de otro acontecimiento, que podría agitar sus mentes, no sea que cayendo repentinamente sobre ellos, los desaliente (Teófilo)

(v 16-17)"Y serán traicionados tanto por tus padres como por tus hermanos, parientes y amigos; y a algunos de vosotros ls matarán.
Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre."

Estamos tanto más irritados por las persecuciones que sufrimos de aquellos de cuyas disposiciones nos aseguramos, porque junto con el dolor corporal, nos atormentan las amargas punzadas del amor perdido.
Pero consideremos el estado de cosas en ese momento.
Si bien se sospechaba de todos los hombres, los parientes estaban divididos entre sí, cada uno de los cuales difería del otro en religión; el hijo gentil se levantó traidor de sus padres creyentes, y de su hijo creyente el padre incrédulo se convirtió en acusador decidido; no se perdonó edad alguna en la persecución de la fe.

Pero a causa de las cosas duras anunciadas acerca de la aflicción de la muerte, sigue inmediatamente un consuelo, acerca del gozo de la resurrección:

(v 18) "Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza".

Como si dijera a los mártires ¿Por qué teméis por la muerte de lo que cuando se corta duele cuando eso no puede perecer en vosotros, lo que cuando se corta no da dolor? (Greg)

No perecerá ni un cabello de la cabeza de los Apóstoles de nuestro Señor, porque no sólo las nobles obras y palabras de los Santos, sino incluso el más mínimo pensamiento encontrarán su merecida recompensa.(Beda)

(v 19) "En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas".

Aquel que conserva la paciencia en la adversidad, queda así a prueba de toda aflicción, y así, venciéndose a sí mismo, gana el gobierno de sí mismo. Porque ¿qué es poseer vuestras almas, sino vivir perfectamente en todas las cosas, y sentarla en la ciudadela de la virtud para mantener en sujeción cada movimiento de la mente?(Greg)

La Iglesia está llamada a seguir a su Señor. No hay camino más fácil que el suyo que ella elija.
Donde no hay sufrimiento exterior, puede haber la cruz interior y la muerte de todo lo que el alma había apreciado una vez.
Jesús siempre ha estado junto a los suyos dondequiera que hayan sido llamados a dar testimonio de la Verdad; y el testimonio dado por Sus testigos ha llegado a los grandes de la tierra y reverberado por cortes y palacios.
En el sufrimiento nuestras almas son escudriñadas como por fuego. Aprendemos a conocernos a nosotros mismos y a entrar en posesión de una experiencia y un autoconocimiento que sólo el sufrimiento podría habernos dotado.(Meyer)