Get Mystery Box with random crypto!

«El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno | Algo del Evangelio

«El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí». ¿Escuchaste esto? «El que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí». No olvidemos esas palabras. No te escandalices, no te asustes, no te espantes. Vos y yo hacemos lo mismo o, mejor dicho, pretendemos lo mismo. ¿Qué pretendés de tu esposa o de tu marido? ¿No pretendés que te ame más que a los otros? ¡Claro! ¿Qué pretendés de tus hijos, que te amen más a vos o a otros papas? ¿No exigís que te amen más que a un tío, una tía, un vecino? ¿Qué necesitás de tu amigo o de tu amiga? ¿No te gustaría que te ame más que a un simple compañero? ¿Qué pretendés de tus padres? ¿No disfrutás cuando te aman por sobre todas las cosas, más que a otros? Bueno. Si nosotros que estamos llenos de debilidades, e incluso, como dice el mismo Jesús, somos malos, a veces, incluso no amamos siempre bien, pretendemos eso del amor de los demás. ¿No crees que Jesús, que Dios Padre tiene el derecho de exigirnos que lo amemos más que a todos? ¿No es lógico? ¿No es entendible que el que nos dio la vida y el que dio su vida por nosotros pretenda que la demos por él?
También podríamos agregar a esta frase tantas cosas, porque hoy hay tantos amores distintos e incluso fuera de la familia: «El que ama más a su mascota que a mí, no es digno de mí. El que ama más a su equipo de fútbol o a un ídolo mundano más que a mí, no es digno de mí. El que ama más la televisión, un libro, su carrera, su profesión más que a mí, no es digno de mí, no es digno de mí». Hay gente que ama más a los animales que a las personas, y por supuesto que a Jesús. Y eso es triste. Y así, cada uno podría incorporar su debilidad en esta frase. Todos tenemos debilidades o afectos desordenados, como se dice en la vida espiritual, que ponen de manifiesto en dónde está realmente nuestro corazón y por qué cosas estamos dando la vida, en qué cosas estamos perdiendo la vida. El mundo de hoy nos llenó de prioridades, que en realidad no lo son, que opacan el verdadero amor de Jesús. Nos llenó de cosas que nos «quitan el sueño» y no nos permiten poner cada cosa en su lugar. El que ama en el orden que Jesús quiere, finalmente termina amando más y mejor, y a todos y, además, amando bien. El que no ama en ese orden que Jesús nos enseña, no solo se pierde de amar lo mejor, a Jesús, sino que ama mal aquello que dice que ama. Termina teniendo un amor posesivo, y no como Jesús quiere.
Que este «día del Señor» nos sirva a todos para ver en dónde está nuestro corazón, cómo medimos finalmente nuestra escala de amores. ¿A quién amamos primero y más?
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

www.algodelevangelio.org
algodelevangelio@gmail.com
p. Rodrigo Aguilar