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Cuando finalizaría el interés por las criptomonedas? El din | Canal Salva Fernández

Cuando finalizaría el interés por las criptomonedas?

El dinero puede tener diferentes funciones, que nada tienen que ver entre ellas.

En primer lugar, puede servirnos como medio de pago para acceder a productos, servicios o experiencias. En este caso, el interés por el dinero se reduce a su disponibilidad para poder utilizarlo en nuestras compras o ventas y, por ello, el dinero tiene un valor determinado y objetivo en cada momento: su cotización. Esta modalidad la podemos identificar muy bien cuando viajamos por lugares del mundo, donde no podemos pagar directamente con nuestra moneda y necesitamos cambiarla por la local.

Por otro lado, puede servirnos como medio de acumulación de nuestra riqueza, del mismo modo que hacían los piratas con sus botines. Para esta utilidad de depósito de valor, el dinero es una parte más de nuestro tesoro adquirido a lo largo de nuestra vida. En este caso, podemos guardar ese dinero en una entidad bancaria o en cualquier otro lugar, como en una caja de zapatos.

Como cualquier otro objeto, el dinero también puede servir para generar valor por sí mismo. En este caso, la función es especulativa del mismo modo que sucede con los inmuebles, la fruta, las obras de arte o los coches antiguos. De hecho, las monedas antiguas dan lugar a un mercado donde el valor de cada una de ellas puede ser muy superior a su valor nominal. La moneda única de Águila Doble de 1933 se ha convertido en la más cara del mundo, después de que se subastara en Sotheby’s por 18,9 millones de dólares. Su valor nominal es de 20 dólares y fue diseñada por el conocido escultor Augustus Saint-Gaudens, pero nunca llegó a circular, ya que fue retirada por el expresidente Franklin Roosevelt.

El dinero que puede producir grandes beneficios especulativos está fuera de circulación, tal y como sucede con esa moneda única de Águila Doble o con una criptomoneda. Por el contrario, el dinero que podemos utilizar para comprar cualquier cosa y es aceptado por todo el mundo no genera ningún interés como objeto de especulación: un euro vale un euro.

Y es precisamente el interés por las criptomonedas lo que está generando tanta volatilidad en su valor de mercado, plataformas de contratación, minas para su generación y todo un universo donde se mueven cantidades descomunales de dinero del que sí que vale para pagar una comida en un restaurante. Esto explica la fuga de cerebros, que viven las grandes tecnológicas de Silicon Valley –Facebook, Google, Microsoft, Amazon–, que ven cómo sus profesionales se marchan hacia start-ups de criptomonedas. El entusiasmo y el interés son emociones que explican todo lo que está moviendo este fenómeno especulativo. Y lo más fascinante es que este espectáculo desaparecería de un plumazo, en el momento en el que pudiésemos comprarnos un jersey en cualquier tienda o pagar la cuenta de una cafetería con bitcoins. Momento, por cierto, en el que el precio de un ethereum abandonaría la alta volatilidad, con la que hoy hay personas que pierden o ganan mucho dinero del que sirve para pagar en el súper. Quizás ese sea un motivo por el que no sea tan importante o deseable para sus promotores que eso sea posible con urgencia…