2022-08-01 16:01:47
¿Qué albergas en tu corazón? ¿Cuánta limpieza o suciedad guardas en él? Suele suceder que cuando pecamos, la culpa que el pecado produce comienza a pesar sobre nuestro corazón y nuestra mente. Sin embargo hay ciertos pecados que acarrean consigo una carga más pesada para el alma que otros. Esta es una sensación dolorosa que todos hemos sentido cuando fallamos en nuestros esfuerzos por servir a Dios. Porque los que amamos a Dios queremos agradarle en todo pero en el intento cometemos múltiples errores porque nuestra naturaleza pecaminosa suele hablar más alto y muchas veces dejamos que tome ventaja sobre el espíritu. Esta es una guerra constante en la que aún los apóstoles se encontraban inmersos, así lo deja claro el apóstol Pablo cuando dice...Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. (Romanos 7:18-21)
Estimado lector, esta es una guerra que con la ayuda de Dios se puede vencer, porque es cierto que el mal está en nosotros pero también es cierto que nuestro Padre es el Señor de la bondad, el amor y la misericordia; y Él ve cada uno de nuestros aciertos y desaciertos, Él está al tanto de cada una de nuestras batallas ganadas y perdidas; y no sólo está al tanto sino que está presto a ayudarnos y restaurarnos si nosotros le dejamos trabajar en nuestro corazón. Esta era una realidad de la cual David estaba muy consciente y por ello se postró ante Dios a hacerle el pedido más grande y hermoso que cualquier ser humano puede hacer: "Crea en mí un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí". Aquí vemos que David no buscaba simplemente ser limpiado; sino que él se había dado cuenta de que necesitaba un cambio radical de vida y de corazón. David buscaba eliminar de su corazón toda impureza.
Querido hermano que me lees, quizás hoy sea una buena oportunidad que Dios te da para que te detengas a evaluar tu vida cristiana con atención, a fin de darte cuenta de cuan bien o no, están tu corazón y espíritu delante de Dios, de seguro hallarás que ambos necesitan renovación. Te invito a reflexionar acerca del tema con toda sinceridad delante de Dios. Porque de veras podemos ser renovados cuando buscamos la misericordia de Dios sin importar cuán grande sea tu pecado, si le confiesas y le buscas sinceramente con el deseo de agradarle en todo; entonces su misericordia te alcanzará. Porque la misericordia de Dios ha llegado a nosotros a través de nuestro Salvador, Jesucristo. Cristo nos ha salvado según su misericordia y no por nuestras acciones, porque nuestras acciones son pecaminosas. Es por ello que si te acercas a Él con sinceridad, con un corazón y un espíritu humilde podrás encontrar en Jesús reposo para tu alma y al mismo tiempo hallarás el tan anhelado lavamiento, regeneración y renovación de tu espíritu y corazón por medio de la obra del Espíritu Santo en tu vida.
Un GOZO enorme compartir con ustedes mis amados hermanos, que la Paz y el Amor de Cristo inunde sus vidas en todo momento...les Amo en el Amor de Cristo... Tengan hoy un excelente día y que Dios les Bendiga hasta que sobreabunde.
Inspirado por el Espíritu Santo y Escrito por: María Esther Armentero.
25 viewsMaría Esther Armentero( Hija del Dios Viviente), 13:01
