2022-08-30 14:30:00
𝗠𝗔𝗥𝗧𝗘𝗦 𝐗𝐗𝐈𝐈 𝗦𝗘𝗠𝗔𝗡𝗔 𝗗𝗘 𝗧𝗜𝗘𝗠𝗣𝗢 𝗢𝗥𝗗𝗜𝗡𝗔𝗥𝗜𝗢 – 𝗖𝗜𝗖𝗟𝗢 𝗖
1 Corintios 2, 10b-16: El Espíritu lo sondea todo
La primera carta a los Corintios escrita en la Pascua del 54 desde Éfeso pretende corregir algunas desviaciones que se están dando en seno de la comunidad (divisiones, incesto, etc…) o dar respuesta a ciertas cuestiones que han planteado a Pablo los mismos habitantes de Corinto (virginidad, idolotitos, resurrección, etc..). Nuestro texto pertenece a la sección en que Pablo sale al paso de la división en torno a los predicadores que han pasado por la comunidad: Pedro, Apolo, él mismo (1,10-4,21).
El Espíritu es el protagonista de este fragmento. Él lo sondea todo, lo íntimo del ser humano, lo profundo de Dios, hace reconocer los dones que hemos recibido de Dios para ponerlos al servicio de la comunidad, nos da criterios de discernimiento para ir haciendo nuestras opciones según el proyecto de felicidad de Dios para nosotros… El Espíritu es luz que ilumina, fuego que hace arder la pasión por el Señor y su Reino, consuelo en los momentos de dolor. El texto de la carta hace una afirmación que nos puede sonar fuerte: “nosotros tenemos la mente de Cristo”. Y es que si nos dejamos llevar por el Espíritu nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras pasiones serán las mismas que las del Señor Jesús. A modo de oración podemos cantar con Brotes de Olivo:
El Espíritu, el que crea todo, el Espíritu se manifiesta en todo
El Espíritu transforma todo, el Espíritu tiene pasión por todo.
Dejad el soplo a su aire, que fluya bien y a su antojo
Porque si el aire no corre, no palparemos su soplo.
Lucas 4, 31-37: Sé quién eres: el Santo de Dios.
Jesús enseña en la sinagoga de Cafarnaún, una aldea bañada por las aguas del lago de Genesaret. La gente se queda admirada de su doctrina, porque no dice palabras huecas, sino que las confirma con su poder.
Un hombre con un demonio impuro. De su boca sale una gran voz: «¡Déjanos!, ¿qué tenemos que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? ¡Sé quién eres: el Santo de Dios!».
Jesús no responde a las preguntas del demonio. No dialoga con él. Con plena autoridad, le manda callar y salir de aquel hombre. Y el demonio obedece y sale sin hacer daño alguno.
La existencia de Satanás y sus ángeles es una verdad revelada por Dios y enseñada por la Iglesia. Buscan cómo perdernos, pero nada hemos de temer, porque quien tiene la autoridad es Jesús, nuestro Dios, que ha entregado su vida por nosotros, para rescatarnos del poder del diablo, del pecado y de la muerte.
Dios pone su autoridad a nuestra disposición, porque nos ama. «A menudo, para el hombre –afirma Benedicto XVI– la autoridad significa posesión, poder, dominio, éxito. Para Dios, en cambio, la autoridad significa servicio, humildad, amor». Si Dios emplea su autoridad para servir a sus hijos, ¿qué hemos de temer?
Ante la curación de un endemoniado, la gente se pregunta admirada: «¿Qué palabra es ésta, que con potestad y fuerza manda a los espíritus impuros y salen?». ¿Quién es el que pronuncia una palabra así? ¿Quién es este hombre que expulsa a un demonio? Y divulgan la fama de Cristo por todos los lugares de la región.
Los milagros de Jesús nos ayudan a creer que Él es el Mesías, el Hijo de Dios, y a entregarle nuestra vida. Pero solo nos ayudan si tenemos un corazón bien dispuesto por la humildad; también lo hacen si tenemos la buena voluntad de buscar la verdad y desear el bien.
Algunos tienen una fe lánguida, sin apenas consecuencias prácticas en su vida. Nosotros queremos tener una fe viva, que llene de alegría y esperanza nuestra vida en la tierra, que se encarne entregándose a los demás, para construir un mundo más justo, más humano, más cristiano; que nos lance a contagiar con nuestra vida y nuestro testimonio el buen olor de Cristo por todos los lugares, por el mundo entero.
P𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐞𝐞𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐥𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚𝐬 𝐲 𝐫𝐞𝐟𝐥𝐞𝐱𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐝í𝐚 𝐀𝐁𝐑𝐈𝐑 𝐀𝐐𝐔Í: https://bit.ly/3CGk98c
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