2022-01-15 15:44:54
El despertar no es un concepto absoluto.
Hay muchos significados distintos de una sola palabra, porque a pesar de existir un diccionario que te define de manera lineal una palabra, cada persona tiene la posibilidad de asumir el alcance y el concepto de una palabra.
Hay quienes asumen y afirman que estar despiertos es estar en una conciencia superior, donde ya no hay juicios, donde ya no hay dualidad, donde todo es perfecto, donde ya se ha superado por completo al ego.
Hay quienes creen que estar despiertos es haber alcanzado un grado superior con respecto a aquellos que no lo están.
Hay gente que se jacta de tal condición y mira a los demás con ojos de triunfo.
Para mí el despertar es solo una manera distinta de ver la realidad que nos rodea. Es como tener puesto unos lentes que te permiten ver con nitidez todo aquello que antes se veía de manera difusa.
Tener esa visión da ventajas, únicamente al momento de enfocar y ver con mayor nitidez. Pero eso no cambia de manera automática tu energía. Se puede estar despierto y seguir experimentando y manifestando energías y emociones negativas. Porque el despertar es apenas un primer paso para tomar conciencia de lo que nos rodea, y a partir de allí es que comienza el trabajo de cambiar. Y vamos cambiando de manera gradual, en la medida que esa claridad de visión nos invita a comportarnos de manera coherente con esa nueva visión.
El despertar no es sinónimo de integridad. No nos volvemos íntegros de manera automática por el solo hecho de comenzar a ver las cosas de manera diferente. La integridad es un reto con el que nos enfrentamos día a día. Y entre más clara sea la visión, más intenso es el reto.
El despertar es un compromiso, y como tal, hay que honrarlo.
El despertar es un acto individual.
Quedarnos en el goce, en el disfrute de sentirnos superiores y de jactarnos de estar despiertos, al ver a nuestros compañeros de alma (familia, amigos, etc.) cometer errores por no haber llegado a alcanzar esa visión que ya se ha alcanzado, no nos hace seres mejores ni superiores.
El despertar es una responsabilidad. Es un compromiso con la Divinidad. Es la misión más importante que nos han encomendado. Tampoco nos hace dueños de la verdad, porque la verdad, también es relativa. Nadie puede forzar a otro a ver lo mismo que él ve. Así como nadie puede impedir a otros que expresen la verdad que ven.
La pandemia fue diseñada para impedir el despertar de la humanidad que se prepara para comenzar a vivir una historia distinta y alejada de lo que hasta ahora nos han contado.
Quienes no fueron capaces de ver lo que se oculta detrás de las medidas que cortaron o intentaron cortar nuestra libertad serán nuestros compañeros de camino cuando logren ver lo que otros ya vimos. Aquí no hay más perdedores que los que intentaron dividirnos, controlarnos, someternos e impedir que alcanzaramos una nueva visión.
Quienes ya comenzaron a ver no deberían perder el tiempo en vanagloriarse de su nueva visión. Su misión ahora es ayudar a otros para que puedan manifestar por sí mismos esa misma capacidad.
El despertar no es una meta alcanzada, solo el inicio de un largo camino. Allí, en ese camino, llegaremos todos, aunque no al mismo tiempo. Hay que respetar al que decidió ir más lento, y al que decidió ir más rápido. No podemos obligar a nadie a que vaya al mismo ritmo y se mantenga a nuestro lado.
Lo más importante del camino del despertar es no olvidar que arrieros somos, y por lo tanto, nunca debe faltar la solidaridad.
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