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: “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco ha | 📖El Conocedor de La Biblia📖

: “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.

3. NO NOS VA BIEN PORQUE NO ESTAMOS HONRANDO A NUESTROS PADRES SINO QUE LOS MENOSPRECIAMOS.-

Efesios 6:2-3: “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra”.

Esta es una promesa que verdaderamente muchos de nosotros como hijos olvidamos, nos quejamos que no nos va bien en lo que emprendemos, pero no reflexionamos que estamos menospreciando a quienes Dios usó para darnos la vida, para cuidarnos, para apoyarnos en los momentos de tristeza, enfermedad y dolor.

Ya pasaron los meses de celebrar a mamá y a papá, y muchos hijos se olvidan de sus padres hasta el siguiente año, no se preocupan de sus necesidades, no se ocupan de sus enfermedades, sino que muchas veces los maltratan, los menosprecian, los humillan, y la palabra de Dios nos dice que nosotros como familia cristiana tenemos que APRENDER A RECOMPENSAR A NUESTROS PADRES. 1 Timoteo 5:4 dice: “Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan estos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios”.

Si queremos que esa promesa de Dios se cumpla en nuestra vida, que nos vaya bien y seamos de larga vida, comencemos hoy a honrar a nuestros padres, no los abandonemos, no los menospreciemos, seamos dadivosos con ellos, porque ellos han estado con nosotros cuando los hemos necesitado.

Para terminar quiero compartirles esta preciosa historia que servirá para nuestra reflexión y sobre la manera de como estamos tratando a nuestros padres:

LA HISTORIA DEL ÁRBOL DE MANZANA  Y ÉL NIÑO:

Había una vez un enorme árbol de manzana, y había un pequeño niño que lo amaba y solía ir a jugar alrededor de él todos los días. Se subía hasta la cima del árbol, comía sus manzanas y luego tomaba una larga siesta bajo su sombra. Al niño le encantaba el árbol y al árbol le encantaba y disfrutaba jugar con él.

El tiempo pasó, el pequeño niño creció y llegó un día en que ya no jugó más alrededor del árbol como solía hacerlo todos los días.
Luego, un soleado día, el muchacho volvió encontró que el árbol parecía triste.
- “Ven, juega conmigo”, le pidió el árbol al muchacho.
- “Ya no soy un niño pequeño, he crecido, y ya no juego alrededor de los árboles”, respondió el muchacho.
- “Quiero juguetes bonitos, ¿Puedes darme dinero para comprarlos?”.
- “Lo siento, no tengo dinero, pero puedes tomar todas las manzanas de mis ramas y venderlas. Así conseguirás dinero”, dijo el árbol.

El muchacho estaba feliz y ansioso. Rápidamente sacó todas las manzanas del árbol y corrió al mercado. … El muchacho nunca más regresó luego de tomar las manzanas, y el árbol se puso muy triste.

Un día, el muchacho regresó y el árbol estaba muy feliz y emocionado.
-“Ven, juega conmigo”, dijo el árbol.
-“No tengo tiempo para jugar. Tengo que trabajar para mi familia. Necesitamos una casa. ¿Me puedes ayudar a conseguir una?
-“Lo siento, no tengo una casa. Pero puedes cortar mis ramas para construir una casa para tu familia”.

Entonces, el muchacho cortó todas las ramas del árbol y se fue satisfecho y feliz.
El árbol estaba contento de verlo feliz; sin embargo, el muchacho no regresó nunca. Otra vez el árbol estaba solo y triste.
Un caluroso día de verano, el muchacho regresó y el árbol estaba feliz con su presencia.

-“¿Quieres venir a jugar conmigo?”, dijo el árbol.
-Estoy triste con mi vida y me estoy haciendo muy viejo.
-"¿Porqué no vienes a jugar conmigo?", dijo el árbol.
-Quiero ir a navegar para relajar mi mente. ¿Puedes darme un bote para navegar en él?”.
-Usa mi tronco para construir un bote. Puedes navegar lejos y estar relajado y feliz”.

Así que cortó el tronco del árbol para hacer un bote y se fue al mar a navegar, y no regresó al árbol por mucho tiempo.

Finalmente, el muchacho regresó después de que habían pasado muchos años.
-“Lo siento mi amigo, pero no tengo nada más para darte. No quedan más manzanas en mis r