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DIA El día de hoy haremos oración y sacrificios por los que | 🔥ALMAS DEL PURGATORIO🔥

DIA

El día de hoy haremos oración y sacrificios por los que murieron con rencor en su corazón y sin perdonar a sus semejantes.

Oh Señor, te suplicamos por la preciosa Sangre que salió del costado abierto de Jesús vuestro Divino Hijo, librad las almas del purgatorio, a todas aquellas almas que no pudieron perdonar a su prójimo, a los que el rencor y el odio los invadió y se perdieron de tu amor y misericordia. En especial por los de mis antepasados. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor . Amén.


Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de tu Divino hijo Jesucristo, junto con todas las Misas dichas a través del mundo en este día, por todas las almas del purgatorio.

Te ofrezco todos los sufrimientos, sacrificios, obras de misericordia que haga, tristezas, humillaciones que reciba, trabajos, esfuerzos, buenas obras, mis actividades de este día en reparación de mis pecados personales, los pecados de las ánimas del purgatorio y los pecados de mis familiares, antepasados y conocidos que están en el purgatorio. Amén.

*¡JESUS, MARIA, OS AMO, SALVAD ALMAS !*

Dales Señor el descanso eterno, y luzca para ellas la luz perpetua. Que por la misericordia de Dios descansen en paz. Así sea.

NOTA

*Estos son algunos testimonios de visitas de almas del purgatorio al padre Pío.*

En mayo de 1922, el Padre Pío declaró lo siguiente al Obispo de Melfi, Su Excelencia, Alberto Costa y también, al superior del convento, el Padre Lorenzo de San Marcos, junto con otros frailes. Uno de los cinco hermanos, Fray Alberto D’ Apolito de San Giovanni Rotondo escribió de la siguiente manera:

“Mientras estaba en el convento en una tarde de invierno después de una fuerte nevada, él estaba sentado junto a la chimenea una noche en la habitación, absorto en la oración, cuando un anciano, vestido con una capa antigua todavía usada por los campesinos del sur de Italia, se sentó junto a él. Respecto a este hombre dice el padre Pío: “No me podía imaginar cómo podría haber entrado en el convento en ese momento de la noche ya que todas las puertas están bloqueadas. Le pregunté: ¿Quién eres? ¿Qué quieres?”

El anciano le dijo: “Padre Pío, soy Pietro Di Mauro, hijo de Nicolás, apodado Precoco”. Él continuó diciendo, “yo morí en este convento el 18 de septiembre de 1908, en la celda número 4, cuando todavía era un asilo de pobres. Una noche, mientras estaba en la cama, me quedé dormido con un cigarro encendido, el cual incendió la colchón y he muerto, asfixiado y quemado. Todavía estoy en el purgatorio. Necesito una Santa Misa con el fin de ser liberado. Dios permitió que yo venga a pedirle su ayuda.”

De acuerdo con el Padre Pío: “Después de escucharlo, yo respondí: “Tenga la seguridad de que mañana celebraré la Santa Misa por su liberación.” Me levanté y le acompañé hasta la puerta del convento, para que pudiera salir no me di cuenta en ese momento que la puerta estaba cerrada con llave. La abrí y me despedí de él. La luna iluminaba la plaza, cubierta de nieve. Cuando yo ya no lo vi delante de mí, fui tomado por un sentimiento de miedo, y cerré la puerta, volví a entrar en la habitación de invitados, y me sentía débil.”

 Unos días más tarde, el Padre Pío también contó la historia al padre Paolino, y los dos decidieron ir a la ciudad, donde miraron las estadísticas vitales para el año I908 y encontraron que el 18 de septiembre de ese año, un Pietro Di Mauro había, de hecho, muerto de quemaduras y asfixia en la habitación número 4 en el convento, entonces utilizado como un hogar para personas sin hogar.

Por la misma época, el Padre Pío le dijo a Fray Alberto de otra aparición de un alma del purgatorio, que también se produjo en la misma época. Él dijo:

"Una noche, cuando estaba absorto en la oración en el coro de la pequeña iglesia, fui sacudido y perturbado por el sonido de pasos, y velas y jarrones de flores que se movían en el altar mayor. Pensé que alguien debía estar allí y grité: «¿Quién es?»

Nadie respondió. Volviendo a la oración, me molestaron de nuevo los mismos ruidos.