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Me puse entonces delante de ella, para entonces ya no pensaba | Fear Itself 🖤💀🔥

Me puse entonces delante de ella, para entonces ya no pensaba en nada, solo en que me apetecía transmitir algo en aquel momento y esa chica, con su mirada, parecía entenderlo y entenderme. Quería simplemente salirme del guión que hace tiempo aprendí cuando participaba activamente en esos talleres y dejarme llevar por el momento, por la situación creada, ...por ella.

Me quité la cuerda del cuello y le di un extremo, le dije que la sujetara con fuerza entre sus manos y a partir de ahí se las enrollé, una, dos y hasta tres vueltas de cuerda en sus palmas y muñeca mientras observaba sus reacciones… todo bien!. (Mejor que bien).

Seguí de sus muñecas a sus brazos, ella mantenía la posición y cerró los ojos, lo cual me hizo sentirme aún más tranquilo. De sus brazos a sus hombros, sobre el pecho, sin apretar en absoluto, solo pretendía que ambos estuviésemos a gusto con las sensaciones y por supuesto que ella lo entendiera y lo disfrutara.

Siguiente cuerda, cintura. Fue un paso natural rodear después sus nalgas; la tocaba desde luego, pero no había intención de avivar su fuego interno, ni mucho menos de aprovecharme de su situación de indefensión, tan solo quería evocar su mente, que ambos saliéramos de aquel local, si ello fuera posible. Recordándolo ahora, creo que ese gesto la descuadró primero y la tranquilizó después y con ello vino su confianza.

Detrás de sus glúteos vinieron sus piernas, empezando desde abajo y haciendo un nudo sencillo entre sus tobillos para que la cuerda fuera mis manos y siguiera subiendo hasta sus muslos rozando sutilmente su sexo, me apetecía encenderla un poco, ahora sí. Que ella en ese momento separara un poco sus piernas para no tener que forzar tanto la cuerda, lo hizo todo mucho más cómodo, más natural.

La tercera cuerda unió a las dos anteriores, era como un baile, solo que ella estaba siempre quieta y era Yo el que me afanaba por complacerla. También le hablaba, a susurros, muy cerca de su cara pero sin llegar a tocarla, quería saber si todo iba bien, que me lo dijera con gestos, que permaneciera con los ojos cerrados y que intentara imaginar que ambos estábamos solos en aquel lugar.

Ya casi sin cuerda, cojo el extremo y la paso suavemente alrededor de su cuello dejándola caer suavemente sobre su pecho.
Abre los ojos lentamente!...

Fue precioso verlo y revivirlo ahora… una nota entre admiración e incredulidad, pero al mismo tiempo todo era tan simple que no parecía real.

Fue solo un instante, de esos que la memoria recuerda e idealiza con el tiempo.

Tras ese momento ella cerró los ojos de nuevo, esta vez fue a mi orden. Fui soltando las tres cuerdas y deshaciendo lo hecho, todo muy despacio y moviéndome a su alrededor, susurrándole a cada poco los movimientos que hacía para que ella siguiera relajada.

Ya solo quedaban sus brazos atados, los suelto.

Sus muñecas, también las suelto.

Ahora sus manos, que también quedan libres.

Solo queda que ella suelte el extremo de la cuerda, solo queda eso y se habría acabado todo, … sus ojos permanecen cerrados, sus manos continúan juntas… la cuerda sigue aferrada a ellas.

Puedes soltarla, ya puedes soltar el extremo, pero esa cuerda permanecerá en ti, igual que tú en ella, siempre tendrás este lugar que has evocado en tu mente, donde poder refugiarte, donde acudir, donde pensar, donde soñar… ahora sí, puedes soltarla.

Y lo hizo, abrió los ojos y nos abrazamos. Tan solo eso, un abrazo de esos que confortan, que llenan, de los que quieres meter dentro de ti a esa persona con la que has compartido una experiencia vital, solo un abrazo, sin miradas, pensando en …

Después no hubo más, no volvimos a vernos, no puedo terminar esta historia con sábanas llenas de fluidos en noches de blanco satén, pues no sucedió así.

Sin embargo, de las veces que he usado las cuerdas, ésta es la que recuerdo con más detalle, quizás sea porque "solo" hubo eso y había un principio y un final en dicha cuerda, fue un momento realmente mágico, tanto que aún hoy, al recordarlo me estremezco.


SK@RPIO