Get Mystery Box with random crypto!

Estupenda crítica del director de opinión de El Confidencial a | Instituto Hermes

Estupenda crítica del director de opinión de El Confidencial al efecto de las plataformas sobre la cultura y las industrias culturales.

«Los innovadores contraculturales de Silicon Valley, fueron los grandes precursores de esta marcha atrás: dejaron de llevar trajes, prometieron transformaciones enormes y adelantos inmensos, y decían encarnar el progreso más absoluto. Pero el resultado no ha sido otro que el de construir monopolios, el juego más antiguo y reaccionario del capitalismo.

Se convirtieron en nuestros dueños culturales, y no es una expresión hiperbólica, sino un hecho. El viraje que han dado la mayoría de las expresiones de la cultura popular hacia la economía de plataforma ha concentrado los recursos de una manera apabullante, con consecuencias obvias para unos creadores que se han convertido en 'lumpencreadores'. Y la conversión de las redes en el nuevo centro de influencia del debate público dista mucho de haber sido beneficiosa socialmente».

«La llegada de las tecnológicas a la cultura ha supuesto alguna ventaja y muchos inconvenientes, en especial en lo que se refiere al reparto de los ingresos. La transformación del mercado supuso que las empresas de la economía de plataforma tomaron la posición dominante, y el resto de empresas, las existentes hasta entonces, tendieron a concentrarse para contar con algún poder de negociación».

«Como es obvio, esta vía de doble dirección ejerce una influencia enorme sobre el tipo de contenidos que llegan al mercado. La independencia, y por tanto la posibilidad de contar cosas distintas, existe si hay acceso a recursos que permiten poner en marcha proyectos que acojan esa innovación, esa diferencia o esa crítica de la que los productos estándar carecen. Si no se consiguen ingresos que permitan la subsistencia, la creación se empobrece y, al hacerlo, deja de convertirse en núcleo de influencia futura».

«En el caso de la producción audiovisual, la llegada de las plataformas como Netflix o HBO, que irrumpieron ofreciendo libertad creativa, se ha convertido en su contrario: el nivel de estandarización de los productos, desde lo técnico hasta lo estético, es enorme. Pronto veremos las mismas series que antes producían los canales en abierto, pero ahora pagando».

«La economía de contenedor ha generado una bifurcación sustancial. Disponibilidad no implica visibilidad, todo lo contrario. Lo curioso, en una época en la que tantas creaciones están al alcance de la mano, es la separación radical entre poquísimos productos muy visibles y una gran mayoría que prácticamente quedan sepultados. La desigualdad cultural, por llamarla así, se ha hecho muchísimo más grande desde que el entorno digital se hizo cargo de lo que podemos o no conocer».

«En un escenario de dualización, es indispensable que exista un camino para volver visibles creaciones diferentes y para establecer conversaciones que nos descubran aquello que no conocemos o que permitan que reparemos en productos a los que tenemos acceso, pero que pasamos fácilmente por alto. Sin esta esfera comunicativa alternativa, las ideas distintas, la crítica y la innovación se vuelven irrelevantes.

Y esa esfera no existe. Ha quedado reducida, por una parte, a conversaciones en pequeños nichos que no trascienden su ámbito marginal. En parte porque la conversación ha quedado reducida a aficionados que comentan lo mucho o poco que les gusta tal o cual creación, que se han olvidado del potencial transformador de la cultura. Pero también es cierto que, incluso aunque quisieran jugar esa baza, lo tendrían difícil, porque en un momento en el que las discusiones están mediadas por lo digital, la lógica del algoritmo es claramente dominante, también en las conversaciones públicas».

https://www.elconfidencial.com/cultura/2022-06-05/dinero-poder-cultura-influencia-politica-economia_3436322/