2022-01-30 20:09:25
*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*
*Entrega 148*
*LIBRO 3*
*CAPÍTULO VI*
*EN BÚSQUEDA DE ALGÚN REFUGIO EN BELÉN* ( continuación)
Él afligido José todo lo aceptaba de buen ánimo, pero decía a su amada esposa: "¡0h!, quien lo hubiese pensado nunca que tanta gente que aquí hay, toda haya encontrado algún refugio, y tan solo nosotros seamos rechazados, y nadie no compadezca y nos reciba. ¡Oh!, qué pena sufre mi corazón al veros, esposa mía, en tanta necesidad y al no poder daros algún alivio, ni protegeros del gran frío que estáis sufriendo; pero si lo sufre un Dios, tenemos que sufrirlo también nosotros".
La Divina Madre lo consolaba y lo animaba para sufrirlo todo alegremente por amor de ese Dios que llevaba consigo, y le decía: "¡Ah, cuanta pena sufrirá el Verbo Humanado al ver la ingratitud de esta ciudad y que no haya nadie que quiera recibirlo en su casa!". Al final, siendo ya de noche y no habiendo encontrado ningún lugar para refugiarse, se quedaron allí afligidos, no sabiendo que hacer. Quanta angustia sintió nuestro José, no es fácil poderlo imaginar, como aquella que ya sabía quién era su esposa y el Hijo que llevaba en su purísimo seno.
La Divina Madre estaba toda compenetrada conversando con su Divino Hijo y deseando verlo pronto nacido para bien del mundo, mientras tanto Dios inspiró al afligido José y le hizo recordar que en las afueras de Belén había una cueva abierta que servía para resguardar los animales, y decidió ir allá para no quedar en el camino y con gran pena de su corazón se lo manifestó a su esposa, la cual también considero que eso era bueno y así decidieron ir allá.
Él apenado José lloraba y explicaba su pena a su Dios Humanado y le decía: "¡0h mi Divino Redentor, quien hubiera pensado nunca que Vos y vuestra Santa Madre os habríais reducido a un estado tan miserable de no poder ni siquiera tener un rincón en donde resguardaros y ser rechazado por todos y tener que ir a un establo de animales!". "¡Ah, tal vez mis culpas, mi indignidad sean la causa de tanto desprecio y sufrimiento!".
Sin embargo, el Verbo Humanado lo consolaba con luces y consuelos internos, y también la Divina Madre lo animaba para sufrir y reconocer en esas circunstancias el Querer Divino. ( Continuará)
*Apóstoles de Su Amor*
51 views17:09