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💐Libros católicos grabados💐 Apóstoles de Su Amor

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DIARIO DE SOR FAUSTINA
5 -04-17-- 8-06-20
HISTORIA DE UN ALMA
18-06-20 -- 20-11-20
IMITACIÓN DE CRISTO
23-11-20 --21-02-21
TRATADO DE LA D. A LA VIRGEN MARÍA
24-02-21--19-05-21
LOS SILENCIOS DE S. JOSÉ
24-05-21--29-08-21
VIDA DE S. JOSÉ
06-09
OMNIA

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Los últimos mensajes 20

2022-02-10 22:08:10

*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 159*

*LIBRO 3*

*CAPÍTULO VII*

*NACIMIENTO DE JESÚS: ALEGRÍAS Y PENAS DEL SANTO*( Continuación)

Él afortunado José volvió del éxtasis, y vio al Divino Niño que descansaba dulcemente sobre su pecho, y lloraba por la dulzura que sentía de ello y estaba totalmente absorto contemplando la grandeza de ese Dios que estrechaba entre sus brazos.
Él Divino Niño se despertó, y comenzó a mirar con ojos amorosos a su querida Madre haciendo seña que quería volver entre sus brazos.
Se dio cuenta el afortunado José y se lo entregó a la Divina Madre, la cual de rodillas lo recibió con mucho júbilo de su corazón que lo deseaba ardientemente. Nuestro José agradeció a su Dios por el favor sublime que le había hecho; luego dio gracias a la Divina Madre. A continuación, los dos dieron gracias al Divino Redentor por los favores compartidos a su amado esposo, como también a la Divina Madre.
Así se iba aumentando siempre más la Divina Gracia en el alma de nuestro José, y crecía en el él amor hacia su amado Redentor.
Lo recibía a menudo entre sus brazos, preparándose para ello siempre con ardientes deseos de recibirlo, y cada vez que lo recibía llenaba su alma de nueva Gracia y de más ardiente amor. Él afortunado José todo lo entendía, y daba afectuosas gracias a su amado Señor. Esto lo conocía también la Divina Madre, y Ella también le agradecía por parte de su José.
Él Divino Niño en acto de sonreír miraba a veces fijamente el rostro de su amado José, y le hacía oír su Voz Divina que le decía: "Mi querido José, ¡cómo os quiero y agradezco vuestros servicios, vuestro amor!, después de mi querida Madre, vos sois la persona más amada por Mí”.
A estas voces internas se derretía el alma del afortunadísimo José, en amor y gratitud hacia su Dios amado, y le respondía con afectuosas palabras y correspondía con ardiente amor y a menudo le decía: "¡Jesús mío, Vos sois el único objeto de mi amor! ¡Vos sois todo mi bien, mi dicha, mi vida, mi descanso! Después de Vos amo a vuestra Divina Madre, y la amo como a vuestra Madre, como a la criatura más Santa y digna que haya existido, que exista y que existirá en el mundo. La amo como a la llena de virtud y Gracia, y la amo como a mi esposa y queridísima compañera que Vos, por vuestra Bondad, me habéis dado. Amo a todas las criaturas como hechura de vuestras manos, y a todos amo en Vos y para Vos, que sois mi vida y mi único y verdadero bien".
( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*

68 views19:08
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2022-02-10 22:07:41
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2022-02-09 23:33:11

*VIDA DE SAN JOSÉ*

*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 158*

*LIBRO 3*

*CAPÍTULO VII*

*NACIMIENTO DE JESÚS: ALEGRIAS Y PENAS DEL SANTO*

Nuestro José recibió al nacido Redentor entre sus brazos estando de rodillas en el suelo, y se lo estrechó a su pecho. Él Redentor apoyó su Divina cabeza sobre el cuello del afortunado José, y le hizo sentir al mismo tiempo un pleno gozo de espíritu, pareciéndole tener ya entre sus brazos el tesoro del Paraíso, como de hecho lo tenía. Él Divino Niño descansó en el pecho de José, y nuestro José fue arrebatado en éxtasis por la dulzura.
Este éxtasis de nuestro José fue el más sublime de todos los otros que había tenido tiempos atrás, y le fueron reveladas grandes cosas acerca de la vida del Redentor. Conoció grandes misterios y su alma fue enriquecida de muchas Gracias. Conoció con más claridad la sublimidad del lugar al cual Dios lo había elevado, esto es, de ser esposo de María Santísima y padre adoptivo del Verbo Encarnado.
Este éxtasis que tuvo el afortunado José duró por bastantes horas, y la Divina Madre estaba adorando a su Divino Nino que descansaba sobre el pecho de José, y gozaba mucho de las Gracias que él mismo recibía, porque para Ella todo era conocido, por lo cual daba afectuosas gracias a su Dios.
La Divina Madre deseaba recibir de nuevo entre sus brazos a su Divino Hijo, pero mientras tanto se contentaba en quedar privada de ello de modo que gozara su José y si hubiese podido hacer gozar así a todas las criaturas, de buena gana lo hubiese hecho. Tan grande era su caridad hacia todos.
Él afortunado José volvió del éxtasis, y vio al Divino Niño que descansaba dulcemente sobre su pecho, y lloraba por la dulzura que sentía de ello y estaba totalmente absorto contemplando la grandeza de ese Dios que estrechaba entre sus brazos.
( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*

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2022-02-09 23:32:45
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2022-02-08 22:39:57

*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 157*

*LIBRO 3*

*CAPÍTULO VII*

*NACIMIENTO DE JESÚS: ALEGRÍAS Y PENAS DEL SANTO*( Continuación)

La Divina Madre tenía a su Hijo entre los brazos, gozando de esas delicias que jamás la mente humana puede llegar a comprender; y nuestro José gozaba al ver a su Dios Humanado entre los brazos de su amada esposa, y aquí lo adoraba, lo alababa y le manifestaba los deseos ardientes de corazón.
Deseaba el también tener la hermosa suerte de tener entre sus brazos a su amado Divino pero puesto que se consideraba indigno de ello no se atrevía a pedírselo a la Divina Madre.
Hablaba sin embargo en su interior con su Dios amado y le decía: "Oh, mi Dios Humanado, ¡que deseo tiene mi corazón de estrecharos entre mis brazos!, pero demasiado bien estáis en los brazos castísimos de vuestra Santa Madre, puesto que allí encontráis todas vuestras complacencias. No tengo por qué privaros de vuestras queridas delicias, pero si Vos no desdeñáis antes bien queréis ser colocado de vez en cuando en una muy despreciable pesebrera, espero que no desdeñéis venir alguna vez a los brazos de vuestro indigno siervo. ¡Ah!, mi corazón lo desea demasiado. No soy digno de ello, es verdad, pero esto lo haréis por los méritos de vuestra Madre y mi querida esposa. Consolad por lo tanto a vuestro José que os ama, os desea, y os espera".
Con gusto el Divino Niño sentía los ardientes deseos de su amado siervo y gozaba ser pedido por él. Así la Divina Madre intuía los deseos de su José, y solicitaba a su Divino Hijo para que lo conciliarla.
Él Divino Niño no demoro mucho en consolar a su querido José, manifestando a su Divina Madre como Él ya había oído y atendido sus súplicas, y que por lo tanto Ella lo entregara en los brazos de su José. La Divina Madre lo hizo con mucho gusto, para ver consolado a su esposo que bien se lo merecía.
( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*

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2022-02-08 22:39:31
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2022-02-07 22:57:31

*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*

*Entrega 156*

*LIBRO 3*

*CAPÍTULO VII*

*NACIMIENTO DE JESÚS: ALEGRÍAS Y PENAS DEL SANTO*( continuación)

Mientras tanto nuestro José se proveyó de cuanto le era necesario según sus pobres posibilidades, y luego regresó rápidamente al establo para volver a ver pronto a su amado Redentor; y eran más frecuentes los actos fervorosos de amor y de gratitud que hacía al Divino Infante, de lo que fueran sus pasos apresurados, ahora llorando por la compasión que sentía de los padecimientos de su nacido Salvador, ahora riendo por la dicha y la alegría que su corazón sentía por haber visto ya nacido al que por tantos años había deseado y esperado.
Él afortunado José se fue a la cueva, donde adoro de nuevo a su Dios Humanado y saludo a la Divina Madre y fue recibido de ambos con especial y cordial afecto. La Divina Madre le agradecía por el cuidado que él demostraba en proveer lo necesario, y el Santo, todo confundido le hacía grandes expresiones de su amor muy sincero y le comunicaba con que gusto é1 se dedicaba a servir a su Dios y a Ella, y que solo le disgustaba que por su pobreza no podía hacer todo lo que debía ser conveniente y que su amor le dictaba, y por lo tanto le decía a menudo: "Recibid, esposa mía, mi afecto que es sincero y mi buena voluntad".
La Divina Madre le mostraba complacencia, y siempre le pedía nuevas Gracias a su Divino Hijo. Luego nuestro José preparo la comida, y arreglo el lugar de modo que la Divina Madre pudiera sentarse y tomar algún descanso, estando su humanidad muy debilitada por los sufrimientos padecidos en el viaje y en todo el resto del tiempo. Nuestro José encontró tanto en el campo como en la ciudad lo que le era necesario para dar comodidad a la Divina Madre, y para encender el fuego; todo lo arreglo con habilidad según sus posibilidades. Él Señor dispuso que no le faltara 1o que era indispensable para vivir y quedarse en esa cueva todo el tiempo que Dios había decretado.
De todo daba gracias a su Dios el afortunado José, y aunque estuviera en esa cueva con tanta pobreza, sin embargo, le parecía estar en un grandioso palacio, porque allí encontraba todo su parecía gozo y su tesoro, su verdadera riqueza y la dicha de su corazón. ( Continuará)

*Apóstoles de Su Amor*

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