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Para la elaboración correcta del mojito, se debe echar primero | Todo sobre cocteleria🥃🍹🍸

Para la elaboración correcta del mojito, se debe echar primero el azúcar, luego el zumo de limón o viceversa y mover en forma circular el vaso varios segundos, de manera que el azúcar se diluya lo suficiente, a esto se le puede añadir además un chorrito de agua gaseada para facilitar la disolución, pues es muy importante reducir el azúcar para lograr un equilibrio entre lo dulce y lo ácido. No recomendamos el jarabe endulzado porque aunque no se tenga en cuenta, los granos de azúcar ayudan posteriormente al macerado de la hierba.
A continuación se introduce una ramita de hierbabuena (*), la cual se macera sobre el fondo del recipiente, en unión de los restos de azúcar y el limón. La hierba ante todo debe ser minuciosamente lavada, retirando el polvo, hojas secas, caracolillos, restos de otras plantas, etc. Debe ser fresca y jugosa, para ello debe respetarse el momento exacto en que lleva el corte. La longitud de la rama a cortar, debe ser solo unos pocos centímetros mayor al tamaño del recipiente de elaboración, para garantizar el macerado del tronco y que el resto quede sin estropear a modo de decoración y belleza. En el paso de maceración, solamente macerar el tallo, no se debe cometer el error de aplastar toda la rama y triturarla, pues esto desvía un poco el sabor, resulta incómodo a la hora de disfrutar el cóctel con muchos residuos o restos de hojas trituradas que se introducen en la boca ocasionando una desagradable sensación y desde el punto de vista decorativo es desastroso. Hay cantineros cubanos que prefieren introducir primeramente el tallo sin hojas, macerarlo y agregar finalmente una ramita a modo de decoración.
El paso de maceración es importante, pues determina el sabor inconfundible que deja la hierba sobre la mezcla, si lo obviamos o realizamos incorrectamente estaríamos en presencia de un Ron Collins u otros cóctel, pero no del mojito cubano. Hay que tener cuidado en la maceración no rozar constantemente el borde del vaso con la mano, para ello es necesario disponer de un macerador con dimensiones en longitud mayor a la de un recipiente de 8 onzas.
Existen establecimientos en que la demanda del cóctel es enorme, obligando a los cantineros a emplazarse de antemano con un caldo de la hierba, previa maceración y el azúcar hecho jarabe. Sin lugar a dudas este procedimiento agiliza la elaboración y no desvirtúa el sabor general del cóctel pero si atenta en la exactitud de los ingredientes que finalmente determinan la ¨redondez¨. Es importante medir el azúcar y el limón, pues en exceso quedaría el cóctel sobre lo ácido o sobre lo dulce y en defecto, no se aportaría sencillamente la dosis que deja en boca esa combinación perfecta agridulce del mojito.
Dos o tres cubos de buen hielo son suficientes, pues si llenamos el vaso, rápidamente se le incorporaría demasiada agua a la mezcla. Se completa con agua gaseada y se le agrega finalmente (opcional) dos o tres gotas de bitter, tradicionalmente Angostura. Existen en la actualidad criterios contrarios al uso o no de gotas amargas, de cualquier forma la angostura aporta un sabor nada despreciable y redondea mucho más aún el ya balanceado cóctel. También conocemos criterios contrarios al uso de absorbentes o pajillas, hay cantineros cubanos incluso que pasan por el borde del vaso un ramito de hierbabuena, para que el sabor a la hora de beberlo, quede impregnado en los labios y sea también más constante el aroma.
Debe servirse acompañado de removedor, el que ayudará a continuar macerando la hierba y a mantener movida la mezcla, separando los ramitos u hojas a la hora de beber un sorbo del delicioso cóctel.
En ocasiones y en ausencia de la hierbabuena, se le incorpora un ramito de menta, o se le oferta al cliente agregándole un chorrito de licor de menta verde. En ambos casos estamos ofreciendo sencillamente otro cóctel, pues desde el mismo momento en que se cambia o se distorsionan los ingredientes o al menos uno de ellos, deja de ser un preparado para convertirse en otro.