2022-05-30 18:01:02
MUNDO MODERNO
El mundo moderno da asco, es absurdo, artificial, vacío y ridículo. Somos esclavos del trabajo, rehenes de una publicidad nauseabunda, absurdos números de un sistema parásito, ridículas marionetas de la propaganda, ejemplos de vida obsoletos.
La vida moderna es una inmundicia, generadora de autómatas, de zombies aburridos, amargados, preocupados, abatidos, hartos, tristes y agobiados, fabricante de personalidades resignadas, creadora de familias sin contenido, de charlas vacías, triviales, cargadas de fútbol, solitarias, con la televisión como música de fondo e hilo conductor. De cenas sin sobremesa culpando al cansancio de la extenuante jornada esclavista. De domingos que pasan entre sábanas, ya que hay que reponerse para la próxima semana de trabajo exactamente igual a la de la semana pasada y a la que viene y a la otra y a la anterior y a la que va a venir dentro de diez años, de reuniones sociales especulativas y relaciones economizadas donde nunca somos nosotros.
Camaradas, despreciemos la vida moderna. Rechacemos el modelo consumista patético que nos impone la propaganda. Somos parte de una maquinaria pensada para llevarte a producir, a hacer dinero, mucho dinero. Esta idea se convierte en la meta. Da lástima ver enfermos del trabajo compitiendo por plata.
¿Por qué lo permitimos? Los manuales de diagnóstico psiquiátrico contemplan la rebeldía como un trastorno mental, pero asumen como un comportamiento normal el hecho de sufrir una existencia objetivamente miserable y de estar agradecido por ello. Levantarte a las seis de la mañana a trabajar como zombies no es ninguna rebeldía, ni mucho menos valentía. Es sumisión, sobrevivencia, funcionalidad al sistema parásito. Valentía es luchar contra el enemigo talmúdico, el verdadero artifice de esta inmundicia.
Quiero creer que en algún lugar se encuentre la verdadera resistencia. Quiero creer que ustedes, mis camaradas, son la verdadera resistencia.
Por Walter Romero
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