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Publicación edición restringida por 'La Nueva España' el 28-Di | UGT ArcelorMittal

Publicación edición restringida por 'La Nueva España' el 28-Dic

Los grandes consumidores industriales de electricidad respaldan las peticiones que el Gobierno español ha realizado ante la Unión Europea para modificar de forma urgente el funcionamiento del mercado mayorista de la electricidad, de forma que la escalada de la cotización internacional del gas natural no se transmita con la intensidad con la que ocurre ahora a la factura de la luz. “No puede ser que estemos pagando toda la energía generada con unos sobrecostes que únicamente afectan a un 15% de la producción”, manifestó a este diario Fernando Soto, director general de la patronal AEGE, de la que forman parte, entre otras industrias electrointensivas, #ArcelorMittal y Asturiana de Zinc (Azsa).

Lo que plantean las empresas, en línea con los criterios que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha defendido por ahora sin éxito en Bruselas, es que, de manera extraordinaria, se revise el modelo “marginalista” del mercado. Sus reglas de funcionamiento hacen que el precio de la electricidad lo marque para cada hora del día aquella central generadora que aporta el último megavatio necesario para cubrir la demanda.

Esto es, se retribuye a todos los productores que aportan energía en una hora determinada según la oferta más alta (marginal) que logra entrar en el mercado. Con el gas natural y los derechos para emitir CO2 disparados, si lo ciclos combinados son los que marcan el precio, otras tecnologías con costes muy inferiores obtienen grandes beneficios extra. Las mismas reglas del mercado permiten además a los productores de electricidad repercutir el llamado “coste de oportunidad”, de tal forma que, por ejemplo, una central hidroeléctrica o un parque eólico pueden marcar el precio marginal presentando ofertas semejantes a las de los ciclos combinados, a pesar de que ni consumen gas ni necesitan pagar bonos de carbono.

La combinación de esas reglas de funcionamiento, comunes en toda la UE, y la carestía del gas natural y de los derechos para emitir CO2, alimenta la escalada de precios que se ha producido en todos los países europeos. Pero, precisó Fernando Soto, el impacto final en los consumidores no es el mismo en toda la UE, particularmente en el caso de la industria. Conforme a las explicaciones del director de AEGE, en lugares como Alemania y Francia la industria puede optar con facilidad a contratos bilaterales a medio y largo plazo de precio fijo (entre las empresas eléctricas y las fábricas consumidoras). En España, en cambio, la regulación no ha favorecido hasta ahora esa alternativa. La consecuencia es que los precios energéticos que paga la industria están mucho más conectados a las variaciones diarias del mercado mayorista

Tales diferencias en las formas de contratación, añadidas a los apoyos estatales reforzados que el sector electrointensivo obtiene en esos otros países, explica la distancia que existe entre lo que pagan por la electricidad, por ejemplo, una planta siderúrgica española y sus competidoras dentro de la UE. Los cálculos más recientes de AEGE, actualizados a fecha de ayer, muestran que la industria electrointensiva nacional está pagando este año el megavatio/hora a una media de 121,19€, un 42% más que el sector alemán (85,33€) y más del doble que el francés (50,90€)
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