2024-01-28 10:14:27
#Pensamientos_en_la_antesala_del_mar 280124
Estimados miembros de Akasha Comunidad:
Ya no tuve oportunidad de despedirme de ustedes el viernes. Mis preparaciones finales para las expediciones de campo suelen ser un poco intensas y esta no ha sido la excepción. Estoy, literalmente, a punto de partir hacia la isla en la que realizo mi investigación, pero no quería dejar pasar la oportunidad de compartir con ustedes algo de lo que estuve pensando durante estos días.
Si seguimos las noticias, parecería que nos quieren hacer creer que el mundo se ha vuelto un lugar peligroso, lleno de virus, bacterias y hongos que están a punto de 'saltarnos encima' a la menor provocación. Los comentaristas, los 'expertos' y los autodenominados líderes de opinion no pierden tiempo en decirnos que la amenaza de una pandemia, incluso de una que sea provocada por un agente que aún no se conoce (al que, en un alarde de creatividad, la denominan 'enfermedad X') se cierne sobre la cabeza colectiva de la humanidad.
Sí, definitivamente pareciera que quieren que creamos que el Siglo XXI se ha vuelto el siglo de los patógenos de potencial pandémico (¿Siglo PPP?). Claro que este mensaje, si lo escuchan constantemente, desprevenidos y sin cuestionar, se escucha aterrorizante. Sin embargo, lo que ignora esa narrativa es que, para que un virus, una bacteria o un hongo sean relevantes para la salud, hay otro ingrediente clave: ¡nuestro sistema! Me refiero a nuestro cuerpo, a su nutrición, a sus micronutrientes, a su nivel de ejercicio, a sus hábitos de sueño, a su nivel de intoxicación... Al 'terreno', pues. En otras palabras, como dicen: "El tango se baila entre dos". No basta la presencia de un microorganismo para que ocurra un proceso de enfermedad, aunque eso nos quieran hacer creer. Si nuestro cuerpo está sano, y si procuramos mantenerlo así, nuestra probabilidad de permanecer sanos, incluso enfrentados a cualquier virus-jinete-del-apocalipsis, es altísima.
Parece trivial el mensaje, pero, pensaba, si tan sencillo mensaje permeara en la gente, no habría forma de que el mensaje inductor de terror que nos dicen sobre 'la viruela del mono', el 'virus del Marburg', o 'el virus del Ébola', o de 'Influenza aviar', o el síndrome del pulmón blanco (cortesía de China), o 'la enfermedad del hongo negro' o 'la enfermedad X' (o triple X) - reales o inventadas - permeara al punto de volver a generar la psicosis covidiana.
En otras palabras, si se entiende que la enfermedades no son lineales, que no se trata de causalidad sino de factores determinantes, y que no somos ecuaciones matemáticas, dejarían de tener control sobre nosotros. Dejarían de imponerse confinamientos, usos de mascarillas y vacunaciones masivas. Dejarían de imponerse por la sencilla razón de que la gente no tendría por qué aceptarlos.
Eso pensaba y, también, pensaba que si hay una cosa que me encantaría que se quedaran rumiando ustedes en estos días que estaré en el mar, sería esta. Me encantaría que cuando yo vuelva a la civilización y pueda abrir el chat, no se hubiera acumulado una sola pregunta al estilo de "Dra. ¿Ha escuchado sobre el nuevo virus que está circulando en China? ¿Debemos preocuparnos?". Y que hermoso sería que la ausencia de esta pregunta o preguntas semejantes se debiera a que, genuinamente, no hubiera necesidad de hacerla porque comprendieron que nuestra salud no depende de la presencia o ausencia de un microorganismo determinado.
Me despido de ustedes deseando que mi sueño se haga realidad. Nos leeremos a mi vuelta, el 8 de febrero.
Les saludo, Karina AW
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