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Se da cuando alguien prefiere pagar menos a sus empleados para | Algo del Evangelio

Se da cuando alguien prefiere pagar menos a sus empleados para ganar más de lo que su vida le da para gastar. Se da cuando un empleado se aprovecha, también, de la generosidad de su jefe y saca de más, y roba. Se da cuando se prefiere matar a miles de niños en los vientres de sus madres, en vez de enseñar que somos seres creados para amar, que cada uno tiene valor. Se da cuanto preferimos no jugarnos por nada y callarnos mientras vemos que otros sufren, mientras nuestra voz podría hacer de este mundo algo un poco más justo. Echamos a Jesús de nuestra «ciudad corazón» cuando se vuelve incómodo, cuando su amor y su poder de amor nos invitan a jugarnos por los que están fuera de la sociedad, como estos dos endemoniados, pero no nos animamos. Echamos a Jesús de nuestro corazón y de la Iglesia cuando preferimos amarlo menos y amar más unos billetes que nos darán un poquito de felicidad pasajera. Echamos a Jesús de nuestra vida cuando vemos corrupción y somos cómplices por conservar nuestro lugar, olvidándonos que la corrupción mata a miles de personas. Amamos menos a Jesús cuando por no «perder» nuestra posición dejamos que los demás se «ahoguen» en su posición, como decía san Alberto Hurtado.
Amar más a Jesús es concreto y real. Se juega en las decisiones que tenemos que tomar hoy, en este momento. En las decisiones que nos invitan a ser, antes que nada, justos, para después ser caritativos. Estos endemoniados merecían otro lugar, otro trato, mucho más digno. Hay mucha gente en este mundo que merece otra cosa y, antes de ser buenos con ellos, antes de ser caritativos, tenemos que luchar para que reciban lo justo. Es fácil ser bueno y caritativo con lo que nos sobra. Es fácil para los Estados hacer asistencialismo o inclusión con el dinero de los demás que no es de ellos. Es fácil dar cosas para parecer «mejor» por dar algo. Es difícil ser justos. En este mundo, vos y yo, muchas veces nos sale ser buenos hasta que nos tocan el bolsillo. Y la fe, Jesús, su amor, tarde o temprano, nos tocan el bolsillo, la generosidad, para aprender a jugarnos por el bien, por la verdad y también por la justicia.
Amemos a Jesús no solo de palabra, sino con obras y de corazón. No hagamos como estos pobladores que, por mezquinos, por avaros, echaron a Jesús de sus vidas y se perdieron lo mejor.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

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p. Rodrigo Aguilar