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Mente Zen La práctica de la mente Zen es la mente de princi | Bienestar y vida sana🕉

Mente Zen

La práctica de la mente Zen es la mente de principiante. La inocencia de la primera pregunta,
“¿Qué soy yo?”, es algo que ha de conservarse siempre durante toda la práctica del Zen. La mente del principiante está vacía, libre de los hábitos del experto, dispuesta a aceptar, a dudar y abierta a todas las posibilidades. Es la clase de mente que puede ver las cosas tal como son, que paso a paso y en un instante es capaz de darse cuenta de la naturaleza original del todo.

Se suele decir que la práctica del Zen es difícil, pero hay una gran equivocación en lo que respecta al porqué. No es difícil por el mero hecho de que resulte arduo sentarse en la posición de piernas cruzadas o alcanzar la iluminación. Es difícil porque lo arduo está en mantener nuestra mente y nuestra práctica puras en su sentido fundamental.

Cuando uno discrimina demasiado, se limita. Cuando se es demasiado exigente, o demasiado ambicioso, la mente no es rica ni autosuficiente. Cuando la mente original deja de ser autosuficiente, se pierden todos los preceptos. Cuando la mente se torna exigente, cuando se anhela algo, se termina por contravenir los propios preceptos: no mentir, no robar, no matar, no ser inmoral, etc. En cambio, cuando se mantiene la mente original, los preceptos se mantienen por sí mismos.

En la mente de principiante no surge el pensamiento “he alcanzado algo”. Todos los pensamientos basados en el propio yo tienden a limitar la vasta mente. Cuando no se abriga ningún pensamiento de logro, ningún pensamiento del propio yo, es cuando uno llega a ser verdadero principiante. Entonces es cuando se puede aprender algo realmente. La mente de principiante es compasiva. Y cuando la mente es compasiva, es infinita.