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Cada día trae su afán. Cada mañana trae su gracia

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Los últimos mensajes 19

2021-11-16 09:02:08 OBRAS DE LA CARNE

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías. Gálatas 5:19

El versículo de hoy muestra que el gran problema de la humanidad es la naturaleza pecaminosa. Tú no eres pecador porque matas, robas o mientes; tú haces todo eso porque eres pecador. Si no fueses pecador, no cometerías actos pecaminosos. ¿Te das cuenta? Todas las cosas malas son obras de la carne, frutos del pecado, consecuencias de estar alejados de Dios.

El verdadero pecado es el estado de lejanía de Dios. Todos nacemos así. David dice: “En pecado nací y en pecado me concibió mi madre”. Él está hablando acerca de la naturaleza pecaminosa; lo que los teólogos llaman pecado original, que no es lo mismo que culpa original. La Biblia no apoya la idea de una culpa original. Un niño nace con pecado original; esto es, con la tendencia al pecado, alejado de Dios por naturaleza. Pero, no tiene culpa y, por lo tanto, no necesita ser bautizado.

San Pablo, en la Epístola a los Romanos, capítulo 7, habla de la lucha terrible dentro de sí. En el momento de la conversión, Dios colocó en él la naturaleza de Cristo pero, dentro de él, está todavía la naturaleza pecaminosa, que se opone al bien. Todos los seres humanos tenemos esa lucha interior; por eso quieres servir al Señor, pero no puedes. Parece que dentro de ti hay un monstruo que te lleva por el camino del mal. Ese monstruo es real. Existe. Y se llama “naturaleza pecaminosa”.

Gracias a Dios que, a pesar de eso, en Cristo podemos ser completamente victoriosos y, cuando Jesús vuelva, finalmente seremos librados por completo de esa naturaleza, porque “esto mortal será vestido de inmortalidad y esto corruptible, de incorruptibilidad”.

Haz de este día un día de victoria en Cristo. Coloca tu vida en sus manos, y parte hacia los desafíos seguro de que, al lado de Jesús, la victoria está garantizada. Somete a Dios el viejo hombre, porque “manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías”.

Alejandro B

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2021-11-15 09:00:16 ÁNGELES

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Salmo 91:11 12

La vida de Jorgito se apagaba. Los médicos lo habían intentado todo. Mauro y Angélica, tomados de la mano, observaban el cuerpo del hijito, conectado a una extraña máquina.

De repente entró en el cuarto un joven médico, se aproximó al niño, le tomó el pulso, le hizo una caricia en el rostro, y salió. Dos minutos después, Jorgito abrió los ojos y empezó a quejarse por los aparatos que aprisionaban su cuerpo. Nadie entendía nada, pero los médicos lo sacaron de la máquina. ¡El niño estaba sano! Misteriosamente sano. Nadie más volvió a ver a aquel médico. Mauro y Angélica aseguran que fue un ángel.

El pragmatismo de este mundo duele, porque la materia solo vive de sensaciones. El materialismo esclaviza. Transforma al ser humano en víctima de los sentidos, incapaz de mirar más allá de su humanidad.

Sufre. Nada puede hacer ante las adversidades de la vida. No sabe qué hacer ni hacia dónde ir, pero se resiste a vivir por la fe. Las cosas espirituales le parecen ingenuas; a pesar de eso, las necesita.

El texto de hoy presenta una promesa que tiene que ver con la fe. Te conduce al reino espiritual, que el Señor Jesucristo vino a establecer entre los hombres.

Los ángeles existen. Están a tu lado. No los ves pero, si crees en la Palabra de Dios, ellos cuidan y vigilan tus pasos por donde quiera que vas. “En las manos te llevarán –asegura la promesa– para que tu pie no tropiece en piedra”.

Cuántas piedras estorban tu camino: dificultades, obstáculos, troncos que atraviesan la carretera de tus sueños, impidiendo que llegues al glorioso destino que el Señor te preparó.

La promesa de hoy es que, aunque el camino esté lleno de obstáculos, el ángel del Señor te llevará en sus manos, y serás finalmente victorioso.

Tienes que creerlo. Tal vez, tu mente pragmática no lo entienda, pero tienes que creer. El cumplimiento de la promesa depende de tu fe.

¿No necesitas, en este momento, de una promesa semejante? ¿No te sientes cansado y a punto de renunciar a tus aspiraciones? Si todo te falló, ¿por qué no le das crédito a Jesús? Piensa en lo que afirma el texto: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”.

Alejandro B

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2021-11-13 09:02:42 SIN DIOS ERES NADA

De Dios son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre su camino? Proverbios 20:24

–No fui yo. Ni puedo hablar de eso. No pudo haber sucedido? - Lamenta Hilda.

La joven tiene solo 15 años; una flor que se abre a la vida, regada con sus propias lágrimas. Lágrimas de dolor. Gotas de arrepentimiento.

Mueve la cabeza de un lado al otro, e insiste:

–No fui yo.

Como si el negar la realidad pudiese hacerla volver atrás, escoger otro camino, buscar otra vereda.

–¿Cómo fui capaz de destruir el sueño de mis padres, y el mío? ¡No, no pude haber sido yo!

Pero sí lo era. Había sido ella misma quien, jugando al “amor”, se descubriera esperando un niño. Ella, que no pasaba de ser una simple niña.

Nadie entiende las razones del alma. El corazón es misterioso e incomprensible; te confunde, te engaña, te miente. Te hace creer que estás yendo al paraíso, y te conduce a la muerte.

Los años pasan. Creces. Te vuelves adulto... Y el corazón te sigue traicionando. No logras comprenderlo. Lloras repetidas veces sobre leche derramada; el agua que se fue, que se perdió, llevando tus sueños tierra adentro, para mojar la semilla del dolor, haciéndola brotar en forma de experiencia.

Te preguntas: ¿Por qué? Gritas: ¡No fui yo! Pero, eres tú y lo sabes. El texto de hoy es tu respuesta. Al Señor le pertenecen tus pasos; solo él sabe las verdaderas necesidades de tu loco corazón. Tú no. Tú piensas que lo sabes; imaginas que lo entiendes todo. Crees saber hacia dónde vas, pero el tiempo se encarga de mostrarte lo equivocado que estabas.

Solo en Jesús tus desencuentros se encuentran; solo en él tus desvaríos se descubren. Únicamente en Dios dejas de correr sin tregua, buscando lo que no sabes. En él, finalmente, tu no ser se transforma en ser.

Por eso hoy, antes de abrir las ventanas de tu vida al nuevo día, vuelve los ojos a Dios, como la flor hacia el sol, buscando vida. Abre tu corazón al Espíritu, como la tierra seca al rocío de la mañana.

No salgas solo. Andar solo es andar a ciegas; vivir solo es morir en vida. El arco iris pierde su color. Resta solo agua, sin sabor ni color. Acuarela muerta. Flor marchita.

Jamás te olvides de que: “De Dios son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre su camino?”

Alejandro B

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2021-11-12 09:13:02 LIMPIO CORAZÓN

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8

Eugenio cerró el libro que leía, una novela de crimen, sexo y sangre. Se levantó del sofá, frente a la hoguera, se dirigió hacia la ventana y la abrió, para ver qué era lo que sucedía allá afuera. El perro ladraba con insistencia.

Su rostro, caliente por el ardor intenso de los leños, sintió el aire helado de la noche de invierno. Llamó a su perro, un pastor alemán. El animal se acercó al amo y volvió, ladrando, hacia el pequeño bosque del lado.

–¿Quién anda ahí?

El grito de Eugenio quebró el silencio de la noche. La única respuesta que obtuvo fue un fuerte gruñido del perro, que corría, enloquecido, acercándose al bosque.

Eugenio quedó por un momento estático, pensando qué hacer. Sus ojos reflejaban miedo. Había oído tantas historias de asaltos; y él estaba solo aquella noche. Quiso, entonces, pensar en Dios, pero su mente, contaminada por la historia que estaba leyendo, solo daba lugar al miedo; y su corazón temblaba. Involuntariamente, empezó a ver las escenas de violencia relatadas en la novela, y se sintió más solo y desamparado que nunca.

¿Qué tiene que ver esta historia con el versículo de hoy? El texto habla de un corazón puro. Jesús dijo, en el Sermón del Monte, que los que tienen el corazón puro son felices. Eugenio no tenía el corazón puro en aquel momento. Acababa de colocar basura en su mente. Sus temores, aquella noche, no provenían del bosque ni del ladrido desesperado de su perro, sino de su mente y de las escenas de horror y sangre que acababa de colocar en ella. Su corazón estaba contaminado, y él no podía ver a Dios cuando más lo necesitaba.

La palabra “puro”, en el original griego, es kataros, que significa, entre otras cosas, “que no tiene mezcla”. Como el aceite, que no contiene agua.

¿Qué sucede si colocas en tu mente cosas buenas y cosas malas, al mismo tiempo? Tu mente deja de ser kataros; se vuelve agua envenenada. Entonces, al llegar el momento difícil, el agua no calma tu sed; está contaminada y puede provocarte la muerte. Jesús desea lo mejor para ti. Quiere que seas feliz y camines diariamente sin temor. Por eso, te aconseja que no contamines la fuente de tu corazón.

Sal de casa hoy, dispuesto a colocar solo cosas buenas en tu mente. No lo olvides: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.

Alejandro B

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2021-11-11 09:52:30 ¡RESPLANDECERÁS!

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga. Mateo 13:43

Cristian quería brillar. Como estrella en medio del cielo azul nocturno; como explosión del firmamento, en el despertar de la mañana. Brillar con luz propia. Ser aplaudido, aclamado, homenajeado.

En sus interminables noches de delirio, se soñaba andando por las calles; las multitudes corriendo detrás de él, en busca de un autógrafo. Se imaginaba rodeado de chicas guapas, sonriendo para las cámaras, relumbrado por los flashes, agitando la mano para sus admiradores.

Y brilló. Su deslumbramiento fue corto; estrella fugaz. Se apagó, consumida por el tiempo.

¡Cuántas estrellas, como Cristian, brillaron en esta vida! Unas más, otras menos. Aplaudidas, aclamadas, casi idolatradas. El tiempo las apagó. Hoy solo quedan recuerdos.

¡Tiempo! ¡Oh, tiempo inexorable! Tiempo impiadoso, implacable, cruel. Nadie escapa de tus manos. Tu sombra avanza, atemorizante, sobre cualquier mortal.

Pero, el texto de hoy habla de un brillo que jamás acaba. Nada tiene que ver con aplausos, fama o dinero. Tiene que ver con vida y con justicia; tiene que ver con el Reino del Padre.

El Reino del Padre no es un reino material; no lo puedes ver ni tocar. Los sentidos no lo perciben; es necesario mirarlo con los ojos de la fe. Fe es creer, confiar, sacar el pie del barco y colocarlo en el agua.

Para brillar en el Reino del Padre, necesitas salir del materialismo que te rodea. Debes abrir tus alas y volar hacia la dimensión de los valores eternos. Está lejos de la carne; tiene que ver con el espíritu.

Pero ¿cómo hacer todo eso más fácil, más comprensible, más humano?

Haz de Jesús el centro de tu experiencia diaria. Búscalo cada mañana, antes de correr detrás de tus sueños. No vayas solo persiguiendo el brillo; el brillo seduce, engaña y mata. Si no, pregúntale a la mariposa. Te responderá, con sus alas heridas, con su dolor y con su muerte.

Hoy es un nuevo día. ¡Brilla! No te intimides frente a las nubes oscuras que te rodean. No retrocedas, sino avanza, lucha, trabaja. Pero recuerda que, cuando esta vida acabe, solo “los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”.

Alejandro B

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2021-11-10 09:13:26 SIN SANGRE NO HAY REMISIÓN

Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Hebreos 9:22

Existen preguntas que el versículo de hoy responde.

¿Por qué tuvo que morir Jesús?

¿Qué sucedió en la Cruz?

Para entenderlo, necesitamos remontarnos al Edén.

Dios había dicho al ser humano que, si desobedecía, moriría. Adán y Eva desobedecieron y, por lo tanto, deberían morir. No solo ellos; todos nosotros. La Biblia afirma que todos pecamos; que no hay justo, ni siquiera uno y, en consecuencia, todos estamos condenados a la muerte. San Pablo declara que la paga del pecado es la muerte. No hay remisión de pecados sin derramamiento de sangre.

El problema es que las personas no quieren morir; desean ser perdonadas y continuar viviendo. Pero, Dios y su Palabra son eternos. Si su Palabra declaró que el pecador debe morir, la muerte del pecador tiene que cumplirse. Pero, el hombre no quiere morir; Dios lo ama, y tampoco desea que muera.

Ahí aparece un dilema: la justicia divina demanda la muerte del pecador, y la misericordia de Dios desea salvarlo. ¿Qué hacer?

En ese contexto, se yergue la persona maravillosa de Cristo. Él se ofrece voluntariamente; viene a la tierra como ser humano. Era Dios, completamente Dios, nunca dejó de ser Dios; pero, asumió la naturaleza humana. Fue hombre, completamente hombre, y por los siglos de los siglos nunca más dejará de ser hombre.

Al venir a esta tierra, Jesús fue tentado en todo, pero sin pecado. Por ser Dios, ya poseía la vida; pero, como ser humano, conquistó también la vida. Fue obediente hasta la cruz. Nadie podía señalar un pecado en él; fue completamente victorioso. Y ahora, se presenta a su Padre y argumenta: “Padre, la ley demanda que el pecador debe morir y que el justo debe vivir. Yo fui a la tierra, y viví una vida justa. Por tanto, conquisté la vida. Ahora, en tu Palabra no hay nada que diga que no puede haber un intercambio. Entonces, la muerte que el hombre merece la quiero morir yo, y la vida que yo conquisté, como ser humano, se la quiero donar al hombre”.

Y fue eso lo que sucedió en la cruz del Calvario. El Justo murió por los injustos; el Santo entregó su vida por los pecadores. Y el hombre no tuvo que hacer nada; solo recibir. Por gracia, sin pagar nada.

Todo lo que tienes que hacer ahora es creer que Jesús te ofrece la vida, y aceptarla, porque “casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”.

Alejandro B

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2021-11-09 09:02:49 LO VEREMOS

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 1 Juan 3:2

El apóstol Juan es enfático al afirmar que, en el cielo, “le veremos tal como él es”. Se refiere a Jesús; y creo que será el momento más emocionante para la raza humana. Porque, en esta tierra, mientras Jesús no regrese, solo podemos relacionarnos con él por medio de la fe, separando diariamente tiempo para estudiar su Palabra y para orar. Pero, en el cielo, podremos verlo cara a cara, tal como él es. ¿No es extraordinario?

Quiero estar allá, y sentir el abrazo de Jesús. Agradecerle por haberme permitido llegar allí; decirle que, en esta tierra, prediqué su Palabra por la fe, y traté de servirlo en humildad. Pero, creo que jamás tendré palabras para agradecerle porque me amó. Si un día llego ante su presencia, no será porque haya hecho algo bueno para merecer esa bendición sino, y únicamente, por el amor precioso de Dios.

El versículo de hoy trae otro pensamiento de ánimo y de esperanza: la vida cristiana es una vida de crecimiento.

Juan afirma: “ahora somos hijos de Dios”. ¿Y antes? Sin duda vagábamos por el reino del enemigo, intentando encontrar la manera de ser felices, sin lograrlo. Pero “ahora”, esto es, en el presente, toda esa antigua vida pasó; hemos crecido. Pero no hemos llegado aún al ideal que Dios tiene para nosotros; aún no se ha manifestado lo que hemos de ser”, dice el apóstol.

Hay un ideal elevado. Demasiado elevado desde la lógica humana. Un día, “seremos como él”. ¡Qué objetivo! ¡Continuar avanzando! A pesar de nuestras posibles caídas. Levantarse y proseguir al blanco porque, con toda seguridad, un día lo alcanzaremos, por la gracia maravillosa de Jesús.

Un día “le veremos”. ¡Este será el fin de nuestro peregrinaje! Habremos llegado al final de la jornada de dolor y de sufrimiento que el pecado trajo a esta tierra. Nadie más te hará sufrir; la muerte no arrancará más seres queridos de tus brazos. No tendrás que llorar tus derrotas, por causa de la naturaleza pecaminosa que te perturba de día y de noche. No habrá más promesas no cumplidas ni decisiones que duran solo una semana. He aquí, todo será hecho nuevo.

¿Te gustaría estar allá? Hoy es el día de buena nueva, hoy es el día de salvación. Recuerda: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifi este, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”.

Alejandro B

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2021-11-08 09:05:11 GRANDES COSAS

Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre,

y su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo... Lucas 1:49, 50

El sol despunta en las montañas de Judá. Una jovencita camina, pensativa; túnica y sandalias viejas; tristeza y alegría en el rostro. Vez tras vez se acaricia el vientre; quiere sentir el palpitar de la vida que se genera dentro de ella.

La mezcla de sus sentimientos nace de la confusión. Su mente es un remolino de ideas. Se siente feliz por llevar, dentro de sí, a alguien tan especial. Al mismo tiempo, la tristeza la envuelve. Sabe que el pueblo la condenará, al enterarse de la noticia.

Llega a una ciudad escondida entre las montañas; todos llegamos. Si partes, acabas llegando; es una ley de la vida. Al llegar, el niño salta dentro del vientre de su prima, y lo percibe. Hay cosas que no se pueden ocultar.

Es en estas circunstancias que la joven ora: “El Poderoso me ha hecho grandes cosas”, dice. ¿De qué grandes cosas habla? ¿Qué maravillas había obrado el Poderoso con ella? “Hizo proezas con su brazo”, sigue diciendo. ¿A qué se refiere?

El texto de hoy fue extraído de la oración que María hizo cuando visitó a su prima Elisabeth, para darle la noticia de su embarazo. El niño era Jesús.

Tú y yo, hoy, sabemos que María había recibido un privilegio. Había sido escogida, entre millones de seres humanos, con el fin de ser la madre del Salvador. “Bendita tú entre las mujeres; y bendito el fruto de tu vientre”, la había saludado su prima.

Elizabeth, tú y yo lo entendemos; siempre hay gente que te entiende. Pero, no todos están dispuestos a hacerlo.

La multitud, seguramente, hablaría pestes al enterarse de que una joven que aún no había convivido con su prometido esposo estaba encinta; sería motivo de mofa y de burla.

Lenguas venenosas se encargarían de malversar la situación. Pocos creerían que aquel niño era fruto del Espíritu Santo.

Y, no obstante, María creía que el “Poderoso” había hecho grandes cosas con ella. La joven miraba más allá de la tormenta.

¿Tienes miedo de que el pueblo no entienda tu actitud? ¿Ha colocado el Señor certidumbre en tu corazón, pero sabes que los otros no te entenderán? No te preocupes. Lo único que debe importarte es que lo que vas a realizar es la orden de Dios. Y, aunque los demás no te entiendan, enfrenta el desafío diciendo: “Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo”.

Alejandro B

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2021-11-07 09:01:49 ¡ACERCAOS!

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Santiago 4:8

Según el versículo de hoy, el pecado conduce a tres actitudes destructivas. Primero, separa de Dios; por eso, el consejo es: “Acercaos a Dios”. En segundo lugar, ensucia la vida, lleva a cometer hechos desastrosos y acciones inmundas; por eso, el consejo es: “Limpiad las manos”. Y, finalmente, hace caer en la hipocresía, en la duplicidad de vida.

Exteriormente, el ser humano es “maravilloso” pero, interiormente, está cayéndose a pedazos y sintiéndose sucio. Por eso, la advertencia es: “Purificad vuestros corazones”.

El corazón es la cuna de los pensamientos y de las intenciones. Todo comienza allí. Allí, se urden los planes más siniestros. Nacen como pequeños monstruos inofensivos, y van creciendo y tomando formas grotescas. Después, el tiempo se encarga de llevar el mensaje a la acción; las manos realizan lo que el corazón proyecta.

El verbo “limpiar”, en griego, es katarízo, que significa literalmente “ser purificado”. Tiene connotaciones espirituales, y no simplemente morales y físicas. Es lamentable que los seres humanos nos preocupemos solo por lo que se ve. Los ojos ven la llama; la sociedad ve y condena el desvío moral, por causa del bienestar público. Pero, a Dios le preocupa la implicación espiritual.

Esta es la razón por la que Santiago exhorta: “Acercaos a Dios”. Volverse a Dios es la única solución para los desvarios del corazón humano. En vano, la criatura intenta soluciones que sustituyan el plan establecido por el Creador. El verbo “limpiar” es usado en la Biblia, en el noventa por ciento de los casos, en la voz pasiva, dando a entender que el ser humano no puede purificarse. Solo puede acercarse a Dios; herido, inmundo, sangrando, destruido, acabado, putrefacto, como el leproso. Es Dios quien lo limpia, lo purifica, lo cura, lo restaura y lo hace una nueva criatura.

Hoy es el día de buenas nuevas; hoy es el día de salvación. Si, por esas cosas de la vida, has sido manchado por la lepra del pecado; si tus manos están sucias y tu corazón no soporta más vivir la hipocresía de una doble vida. Si deseas ser auténtico y plenamente feliz, acércate a Jesús hoy, antes de partir a las actividades del día.

Presta oídos al consejo de Santiago: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.

Alejandro B

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2021-11-06 09:19:55 DIOS OIRÁ

Sabed, pues, que Dios ha escogido al piadoso para sí; Dios oirá cuando yo a él clamare. Salmo 4:3

El mar, aquella tarde, parecía un potro herido por mil espuelas. Las olas rompían enloquecidas, con sonido de tragedia y sabor de muerte. Y era justamente la muerte que se acercaba a Lidia, amenazadora e inminente. La joven rubia, de pequitas en el rostro, sentía que sus fuerzas habían llegado al límite. Extenuada, agotada y desesperada, veía aproximarse el fin de su corta existencia. Nacida en un hogar ateo, sentía que, en su vida, no había cabida para las cosas del espíritu. No obstante, aquella tarde gris, sin gaviotas, ni sol ni alegría; aquella lúgubre tarde, al sentir que nada más podía hacer para salvarse, elevó los ojos al cielo y clamó: “¡Señor, sálvame!”

La respuesta no demoró. Se desmayó, y perdió consciencia de las cosas. Pero, cuando despertó, percibió que estaba viva: un pescador, que retornaba a casa por causa de la tormenta, la había visto y la había rescatado.

Lidia es hoy una enfermera cristiana, que dedica su vida a Dios y a la humanidad, en un país africano. Ella conoce de manera práctica lo que el versículo de hoy quiere expresar: “Dios ha escogido al piadoso para sí”.

Dios tiene un plan maravilloso para ti. A veces, por esas cosas de la vida, pierdes el rumbo de tus ideales y empiezas a correr tras valores pasajeros, olvidando el sueño de Dios para tu vida. Y las propias circunstancias adversas del camino que escogiste son el instrumento de Dios para traerte de regreso a la realidad de tus ideales.

Dios te ha escogido. Nada ni nadie será capaz de destruir el sueño de Dios para ti. Por eso, siempre estará dispuesto a oírte y a extenderte la mano, cada vez que lo necesites y lo busques.

Las preguntas de hoy son: ¿Hacia dónde te diriges? ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Estás zozobrando en las turbulentas y destructoras aguas del vicio? ¡Clama a Dios! Él oirá tu grito, correrá en tu dirección, te extenderá la mano y hará nacer un nuevo día para ti.

Nada está perdido para los que creen en Dios. Nunca es tarde para los que reconocen que no tienen fuerzas, y vuelven los ojos a él, en busca de ayuda. Por eso hoy, antes de salir a encarar los afanes de un nuevo día, recuerda que: “Dios ha escogido al piadoso para sí; Dios oirá cuando yo a él clamare”.

Alejandro B

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