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Cuando la unanimidad agobiante ahoga el pensamiento inteligente la búsqueda de la verdad es la única salida

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2022-07-23 07:07:55 Verdad y Realidad pinned «Echa un vistazo a esta entrada… "Explicaciones kabbalistas sobre la luz aterrizadas a nuestra vida cotidiana". http://verdadyrealidad1.blogspot.com/2022/07/explicaciones-kabbalistas-sobre-la-luz.html»
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2022-07-23 07:07:25 Echa un vistazo a esta entrada… "Explicaciones kabbalistas sobre la luz aterrizadas a nuestra vida cotidiana".
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2022-07-23 07:02:31 En el mundo de la luz vale lo inconcebible para nosotros: que todos los seres humanos sean unidad. Expresándolo de otra forma: se trata del mismo principio por el que el árbol de la vida es Ser y Devenir en uno. El ser humano único que incluye a todos, es la parte del árbol llamado el Ser, y la gran multitud de seres humanos que están atados a ese árbol del Ser, constituyen aquel otro aspecto del árbol de la vida, llamado Devenir. En la vida de Abraham nos encontramos también con otras personas: acordémonos de Nimrod y de los suyos. Son seres que pueblan el mundo de Merkavá, pero no forman parte del rayo de luz de ein sof. Tienen la elección de unirse a Abraham o de posicionarse en contra, despreciarle o luchar en su contra.

Solo la luz da el consentimiento de la vida. Si el rayo de ein sof no rompe la cáscara de la afirmación propia, el ser humano enferma. Enferma si cree poder contentarse con asuntos explicables exclusivamente desde el exterior y que lo exterior sea lo único importante. Y, de hecho, todo es exterior salvo que vaya dirigido hacia la reunificación con Dios. El ser humano enferma y se vuelve anormal, aunque en la mayoría de los casos sea considerado como perfectamente normal y, ciertamente, para el mundo lo es. Sin embargo, no cambia nada del hecho de que sea anormal, como ser humano a imagen y semejanza de Dios. Significa que en la creación existen fuerzas que quieren robarle su humanidad. La consecuencia es que justamente su cuerpo –esa finalidad que debe procurarle satisfacción– es atacado por multitud de males y que va por mal camino, porque no encuentra lo que busca. Se dice también que tal ser humano es como una mujer que no ha encontrado a su marido. El núcleo en él sigue estando tapado. La misma situación se expresa en nuestro pensamiento.

El ser humano en nuestra condición actual jamás pregunta ¿por qué soy así y por qué hago todo lo que hago? El hombre sólo piensa en su protagonismo y por ello su ego se infla con falsas presunciones de altruismo y aporte a la humanidad. Podría comprender que solo la arrogancia puede llevarle a pensar que se pueda cambiar la sociedad mediante propaganda u organización. Y se dará cuenta de que las bondades solo pueden llegar de Dios. De Biná pues, ha salido un mundo en el cual lo exterior prevalece. Ese mundo no tiene permanencia; únicamente Noé y los suyos se salvan. Dios le enseña la palabra y Noé la “construye”. La influencia de lo exterior queda limitada y en el nuevo mundo esa poderosa fuerza exterior ya no está. La “mitad” está oculta. El nuevo mundo conoce un único principio, aquel que lleva al reencuentro. A través de Shem y de Ever llega a Abraham, y con Abraham se constituye el nuevo reshit, el nuevo punto que ya en el primer día de la creación aparece como punto, como núcleo o como rayo de luz desde ein sof.

David Saportas
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2022-07-23 07:02:31 Jesed es como si Dios el Señor mismo viniese, convirtiéndose en punto central de todo; es como si ein sof abriera sus puertas de nuevo. Dios mismo entra en esta nueva creación y participa de todo su sufrimiento. Sí, la llamada para que se abran las puertas para que el punto reshit pueda crearse, se oye en el mundo de Briá y también en el mundo siguiente de Yetzirá. En todo lugar y siempre de nuevo se oye: “Abrid las puertas”. Por ello vive el mundo y por ello tiene fundamento la creación. Ese rayo de luz dirigido desde ein sof está siempre. Porque la causa de todo está siempre en lo oculto, en ein sof. Todo aquello que más adelante se denomina “luz”, tiene sus raíces aquí. La luz entra en nuestro mundo con fugacidad, como un relámpago, con enorme velocidad. Percibimos las cosas únicamente por esa luz, en realidad, todo es luz, vibración. La luz es el fundamento de toda la creación.

Lo que llamamos luz es una parte limitada nada más de aquello que es la luz en realidad, también en el ámbito de lo visible. La ciencia habla hoy de energía, de radiación, pero todo pertenece a ese único fenómeno "or", ese 207, igual a ein sof. Otro mundo irrumpe, desde más allá del espacio vaciado. Referido al ser humano, este acontecimiento se llama “Abraham”. La creación no tendría sentido, si “Abraham” desde ein sof, no llegara a plasmarse en el ser humano. De la misma forma que el punto reshit es creado y como consecuencia la neshamá −la cual posibilita al ser humano el regreso a Dios− así surge ahora en el ser humano, el principio “Abraham”. “Abraham” es el hombre de la fe que regresa a Dios. La tradición sabe que “Abraham” está presente en el mundo de Yetzirá. Muchos comentaristas sitúan a Keter, jokmá, biná y dáat en el mundo Atzilut; jesed, guevurá y tiferet, en olam ha-briá y netsaj, hod y yesod en olam Yetzirá. Eso, sin embargo, no cambia nada en nuestros comentarios, porque la estructura queda inalterada. Se habla de ese mundo como el mundo de los seis días; pero no es un mundo como el nuestro. La tradición cuenta que allí viven seres humanos y significa que lo de allí vive también en nosotros. Porque nosotros también vivimos en ese otro mundo de Yetzirá. Puede ser que allí pertenezcamos al mundo de Abraham, o quizás a un mundo separado de él. Quizás no pertenecemos a Abraham (grave). Su ecumenismo no funciona con la verdad de nuestro pasado.

Es la primera fase de la creación, no solamente en el sentido de que va delante de las demás, sino más bien porque es condición previa para lo venidero. La luz, el núcleo, queda envuelto ahora –como Biná envuelve a Jokmá– por aquello que llamamos “el segundo día”. La luz, por lo tanto, vive muy profundamente dentro de nosotros, por supuesto no en un sentido espacial. La luz es el fundamento, es el núcleo de toda nuestra existencia. Quien no conoce a "or", esa luz, no tiene relación con ein sof, y como ser humano tampoco tiene relación con Abraham. En el mundo del primer día está el ser humano bajo nombre de Abraham. Es el padre de esta creación. Abraham ocupa el lugar del padre de este mundo, mientras que en el olam ha-briá, ese lugar lo ocupa jokmá. Abraham es el padre de todos los pueblos, padre de todos los seres humanos, siempre y cuando le reconozcan como tal. La noción avot –los padres– no es una designación sin sentido, es una realidad. En Abraham, primero de los padres, todos los seres humanos son unidad; en él vive cada persona. En él existe una unidad que guarda cada individualidad de tal forma que es imposible que pueda perderse. El miedo de perderse, la incertidumbre de la pertenencia, no tiene sentido allí.

Aquí en nuestro mundo es inimaginable ser parte de una persona y, no obstante, ser persona individual. Podríamos comparar la situación con una familia que vive muy unida: cada uno conoce al otro, estimándole y amándole, sin el miedo de que pueda mudarse a tierra lejana y que ya no encuentre el camino a casa, o que caiga enfermo y se muera y la separación sea definitiva. Todos viven juntos en grandísima felicidad. A esa vida en común se llama “Abraham”.
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2022-07-23 07:02:30 Después de los 974 mundos, Dios crea al mundo que tenemos actualmente y da como fundamento de toda su existencia, el amor. La palabra hebrea de amor, ahava, significa la entrega total por amor al otro, y la aceptación total de lo venidero. No me opongo, acepto lo que viene de allí, mi destino es bueno porque siento que el amor es el gran milagro y el fundamento del mundo. El punto de partida ya no es el plan, la ley, la ley natural, con la cual puede calcularse y preverse que la cosa será buena, hermosa y perfecta. Ahora crece algo nuevo basado en la ley natural: la libertad del amor. El amor solo puede ser libre; solo la persona libre puede amar. El amor impuesto o pactado, no es amor. De los 974 mundos anteriores, hasta mil –mil en hebreo es idéntico a la noción de la unidad– son 26 mundos. Y el nombre del Señor, el tetragrama, se escribe con letras cuyo valor total es 26. En su nombre el Señor, Dios, se expresa en su calidad de amor, de gracia. El nombre Elokim, Dios Padre en hebreo, es el guardián de la ley. Los ángeles (caídos) se oponen a la nueva Creación. Se oponen a la creación del hombre. Otros ángeles se postran ante Adam. Otros se oponen a que la Torá sea entregada al Adam.

El nombre Señor viene de la palabra hové, Ser, el Ser en su totalidad, que comprende el ahora, el pasado y el futuro. El Señor Dios construye este mundo sobre el amor, no sobre la ley que garantiza el desarrollo. Lo construye sobre otro elemento: sobre el amor, no sobre el cálculo. Y se cuenta que se anuncia, en el más allá, un ángel con Dios –también podría decirse, que se anuncia dentro de Dios– y dice: no nos viene bien que eso suceda. Porque verás, todo irá mal. Hasta ahora has podido anular los mundos, pero ahora que construyes sobre el amor, irá mal y todo se perderá. Y Dios, está escrito, vacila. Pero se anuncia su lado femenino: la madre en el cielo (shekiná). Yo iré con el ser humano, y sufriré con él; como él sufre, sufriré yo. Es la primera vez que se pronuncia la palabra sufrimiento, porque se mencionó la palabra amor. Así se dice que comienza esta gran aventura: el amor más alto y el sufrimiento más profundo; la vida eterna y la condenación eterna. Un gran riesgo es asumido. Lo que mueve al lado femenino, a la madre en el cielo, es la compasión por el ser humano. Sabe que se desviará. Y en hebreo, la palabra de “compasión”, “piedad” es la misma palabra que “matriz”, el seno materno. El seno materno lleva la identidad de la compasión y la compasión es para el pecador, no para el justo.

Así que las definiciones del ser humano tienen un pasado extensamente remoto. En esta creación empiezan a manifestarse en ese mundo de Briá… no es aún visible. Sigue estando más allá de la forma de un Ser conocido aquí. Pero justamente esa función es de vital importancia, tanto para el ser humano como para el mundo. Porque es el hilo de unión con lo más alto. Solo por este hecho está a imagen de Dios. El hilo que le une con lo de “arriba” puede romperse, y entonces lo único que queda es el cuerpo físico terrenal, todo lo demás cuelga en el aire, por así decir. Es una situación frecuente, por desgracia. Pero ahora comienza algo que da visibilidad al mundo. Comienzan las fases del mundo. Las tres primeras siguen estando más allá, las siete fases siguientes forman parte de lo de aquí. Aquí nos encontramos con la estructura de base del 3:7.Lo primero que aparece en el espacio vaciado, comparable con nuestra visibilidad, es la “luz”. De la misma manera que al punto reshit lo crea un rayo desde ein sof, ahora se está creando otro reshit. Porque "or" es igual a ein sof, tienen idéntico valor, 207. Esa irradiación dirigida desde ein sof es el principio de este mundo.

De nuevo es un regalo de Dios y por ello esa luz se llama jesed, gracia, amor en acción, amor que se regala. El principio y el fundamento de este mundo tienen sus raíces, también en su visibilidad, en ein sof. No hay otro comienzo que no sea desde lo inconcebible, lo ilimitado, desde ein sof. Jesed es nombre de Dios y su valor es 72.
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2022-07-23 07:02:30 Pero ahora parece que Dios quiera anular este mundo, la vida, nefesh, que es producto de su renuncia. ¡Y eso no puede ser! Es el momento en que Dios le manda a Abraham llevar a su hijo al monte Moriá. También aquí surge la pregunta cómo es posible que en el principio mismo, Dios revocara su gran promesa. Antes aún de iniciar el camino hacia la reunificación, Dios llama a la puerta y quiere entrar. Sabiendo que hay existencia únicamente, porque Dios se ha retirado. Las puertas del mundo, como reza el Salmo 24,7, siguen cerradas después de la primera llamada. Con miedo el mundo pregunta: ¿Quién es este Rey de gloria? Y Dios contesta que Él es el fuerte y valiente, el Señor poderoso en batalla. Las puertas permanecen cerradas. El ser humano se rebela, creando aflicción. ¿Cuál ser humano? Reniega de Dios y se proclama a sí mismo rey. Dios entra en campaña contra él y los dioses que se ha hecho, con guevurá, la fuerza del lado izquierdo. El mundo del espacio vaciado se horroriza. ¿Es ese el Rey de gloria? ¿Es así el descenso, será así el camino, así la convivencia?

Dios llama de nuevo, por segunda vez. Las puertas del mundo deben abrirse para dejar entrar al Rey de gloria. Y de nuevo pregunta el mundo: ¿Quién? ¿Quién es ese Rey de gloria? La segunda respuesta permite la apertura de las puertas. Porque ahora Dios se llama Adonay Tzevaot, el Señor de los ejércitos. Este nombre proclama la victoria mediante la irrupción de la palabra. También da a conocer a su nombre hu 5-6-1, Él, el nombre que contiene en sí el Ser, el Ser eterno, desde ein sof. El Señor Tzevaot es el nombre de victoria de Dios, Su revelación en la palabra. Ahora, se están abriendo las puertas y Dios vierte su Luz desde ein sof; porque quiere crear al ser humano a su imagen y semejanza. ¿había un ser humano anterior que no era a su imagen y semejanza? Esa luz es la voluntad de Dios de crear. Y la luz se concentra en nekudá, en aquel punto cero dimensional, también llamado reshit. Dios llama la creación a la vida.

La sefirá Biná del árbol de la vida es la madre que da nacimiento a los siete días de la creación. Lo que demuestra que tanto la creación de este mundo y sus principios, sus antecedentes y definiciones para la creación del ser humano se encuentra aún más allá y es anterior a esos siete días. Aún está todo en álef, más allá de nuestro mundo de tiempo y espacio. Con el mundo de Briá, con Merkavá, el mundo puede comenzar. Con el punto reshit, envuelto por Biná, puede comenzar la creación. Con reshit crea Dios el cielo y la tierra. Primer versículo de la Biblia hebrea. Ahora todo cambia: todo comienza a concretarse. Lo que está únicamente “arriba”, llega ahora también “abajo”.

Satanás no ve con buenos ojos que a Job le vaya bien. Los celos son siempre una señal de maldad. Podría ser que Job tenga todo y que sea sumamente feliz pero el sentido del mundo no quedaría cumplido. Según la tradición antigua, Dios ha creado muchos mundos, anterior a este. Eran mundos perfectos, porque la intención de Dios, mediante su creación, es regalar la felicidad al otro. Por ello ha hecho una creación PERFECTA. Pero todos los 974 mundos (PERFECTOS) tuvieron que ser anulados, porque el sentido de la creación no se ha podido cumplir en ellos. El ser humano sintió que el mundo era tan bueno y hermoso que no le importaba ni el creador ni la eternidad, porque todo era perfecto aquí. Según la tradición, eran 974 mundos y todos tuvieron que ser anulados, porque nadie reaccionaba.

Podríamos decir que todos vivían como Job: tenían buena vida y si en alguna ocasión no iba bien, se adelantaba y aportaba sacrificios para corregir cualquier anomalía. Así se escucha una y otra vez a todo el mundo, a los amigos, a los conocidos, a los familiares, a todos anhelando lo mismo que Job en el mejor de los casos; deseando lo mismo de todos los anteriores 974 mundos y universos destruidos. Todos anhelando únicamente bendición que confirme su seguridad y paz. Parece lógico. Pero NO lo es desde la perspectiva infinita en sabiduría de Dios mismo.
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2022-07-23 07:02:30 Esta posibilidad causa miedo, porque arruinará la marcha habitual de las cosas.

Está dicho que en Egipto se mata a los niños por miedo a que pueda surgir ese algo nuevo. Herodes ordena la matanza de los niños en Belén y Faraón mata a los hijos varones de los hebreos. Recordemos que se trata de palabras santas que vienen de otro mundo. La matanza de los niños en la santidad, se corresponde aquí con la erradicación de la espontaneidad y la ingenuidad del ser humano. Mediante la educación y la formación, por ejemplo, se rompe lo espontáneo y se enseña a actuar solo por el pensamiento. Se mata al niño que existe en el ser humano. En la tradición existe el dicho siguiente: El mundo se basa en los niños de pecho en la casa de estudios. Desde un punto de visto mundano, sería algo bastante ridículo. El significado, sin embargo, es que el sabio en la casa de estudios es aquel que ha sabido retener lo espontáneo, la confianza y la fe, igual que los niños. ¿Como así? ¿Acaso no se dijo que la educación es obstaculo? ¿De qué educación estamos hablando entonces? Ciertamente NO de la Torá. El mundo no está basado en la gente inteligente, en las mentes con gran coeficiente intelectual, más bien está basado en las personas con rasgos infantiles, que tienen confianza, fe, amor, piedad. Como el niño obtiene su alimento del pecho de la madre, así el sabio obtiene su sabiduría del cielo. ¿Significa lo anterior ser tonto, negligente, mediocre, ineficaz, etc? No deduzca en blanco y negro. Por ello se requiere la instrucción de la Torá. Pueblo sabio todos aquellos que se cobijan bajo la sombra de la Torá.

La palabra hebrea de pechos, shadayim, es casi idéntica a la palabra de cielo, shamayim. Egipto tiene miedo de ese rasgo infantil del ser humano, de su espontaneidad, de su fantasía, de la intuición. Miedo de que pueda recibir algo por medio de una fuente diferente, que no sea el estudio programado y el pensamiento causal eficiente. Y a pesar de todos los obstáculos: nace un niño, Moisés, que permanece con vida. Porque los padres le colocan en una canastilla, echándole al río, como la imagen desde la santidad lo comunica. Moisés es aquel, que recibe la revelación de la palabra, está firme en la palabra, es la palabra, podría decirse. En el río, la hija de Faraón, la hija del rey, encuentra a Moisés. Grandes secretos se desprenden de esta sola frase contada como relato. Israel en el ser humano es lo oculto, el alma divina. Hasta qué punto este Israel en el ser humano pueda vivir, depende de si es odiado, perseguido para matarle, o no. Lo que tiene su consecuencia en la historia, es decir, en el comportamiento de la persona.

Todo lo anterior no viene ni obedece de la nada. Se nos ha revelado para que podamos entender acorde con el patrón de pensamiento de nuestro Creador. Así conviene conocer nuestros orígenes. El mundo del espacio vaciado, donde Dios va a crear al ser humano, el espacio que surgió del Tzimtzum, la retirada de Dios, ese espacio se llamado olam ha-briá. El mundo de la creación. Dios allí es Keter, la corona y lleva el nombre 1-5-10-5 Yo seré. En el olam ha-briá comienza la realización de Yo seré, con la irradiación divina de ein sof. Como consecuencia del Tzimtzum divino, Dios exige entrada a este mundo. Son las palabras mencionadas ya del Salmo 118, y también las palabras dramáticas del Salmo 24,7-10: Alzad, oh puertas, vuestras cabezas y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Dios quiere entrar al lugar vaciado para dar comienzo a la creación del ser humano. Y ordena a las puertas del espacio vaciado que se abran para Él, el único Dios de ein sof. ¿A quién le habla Dios y le exige que lo deje entrar? El espacio tiembla. ¿Cómo se atreve a entrar el Dios de ein sof? ¿No fue creado este espacio por Su retirada? ¿Ese volver a entrar, no significará su destrucción, su colapso? El espacio vaciado se opone. Pensémoslo: la vida ha visto un camino delante, un camino para su propia evolución, también el camino del regreso y de la ulterior reunión con Dios.
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2022-07-23 07:02:30 La vida es demasiado preciosa, la eternidad y la relación con Dios demasiado importantes, como para que todo aquí pueda ir sobre ruedas. Queremos vivir bien, pero sentimos que se nos va escapando entre los dedos. Es el sentimiento de que todo es pasajero. Claro… Todo lo anterior aplica a personas con "alma". Quedan descalificados los zombies.

Abraham se decide por Dios y le encuentra a pesar de todos los obstáculos puestos en su camino. Esa es la eficacia del rayo de ein sof; así Abraham se convierte en núcleo. Y con Abraham, algo nuevo irrumpe. Esa irrupción puede darse en cada "ser humano". Como consecuencia del principio de la envoltura y de la delimitación, se produce una forma “exterior”. Pero lo que quiere ser exterior, es decir, afirmarse dentro de sus límites, sea lo que sea, está en contraposición con lo interior; su deseo es extenderse y separarse del núcleo. Javá (Eva) da nacimiento a un hijo y le llama Kaín (Génesis 4,1). El origen del hijo está en su propia esfera. Por esa razón, a Kaín le domina el principio del círculo exterior, que debe romperse para que vuelva a verse el núcleo, el rayo de ein sof. Así, desde la condición de Biná (la sefirá de Biná - Entendimiento) sale una humanidad, en primer lugar, que pertenece al círculo exterior. Kaín mata a Abel y Adán necesita 130 años hasta que aparezca otro hijo a su imagen y semejanza. Se trata de Shet. Después, cuando el mundo exterior desaparece y perece en el mabul, el diluvio, aquello que desciende de Shet, el núcleo, se salva con Noaj, Noé, en el arca y sobrevive. He aquí una aclaración a todas aquellas interpretaciones infantiles sobre el diluvio en donde se piensa que todo desapareció. Muchas entidades sobrevivieron. Los sabios de Israel mencionan a civilizaciones Intraterrenas por ejemplo. Pero lo que destaca la Torá es que sólo se salva como semilla la descendencia de Noaj en lo que se refiere al ser humano.

Significa que cuando el cuerpo del ser humano muere, su núcleo se guarda en el arca, tevá, y sigue viviendo. La historia en el libro de Génesis hasta Abraham es la historia de un mundo exterior, que desciende de la madre. De la misma manera, cada ser humano vive en primer lugar el nacimiento de lo exterior, de su cuerpo, y lo mismo vale para cada suceso y cada pensamiento. En un ser humano recién nacido, la diferencia con el mono es pequeña. Pero entonces el efecto de la voluntad de Dios surge en el ser humano, desde ein sof llama a la puerta, con el fin de que la neshamá pueda encaminarse y adentrarse en ese niño. En primer lugar, vemos un suceso exterior. Pero desde ein sof se oye la llamada, que dice que el propósito de la vida es la ulterior reunión con Dios. Que ese recién nacido no debe desarrollarse libremente porque, de ser así, querrá erigirse en rey, evitando que la finalidad de la creación pueda alcanzarse. Esa llamada de Dios se plasma en el ser humano en su descontento con los asuntos exteriores, mientras no sea capaz de seguir el hilo hasta su origen, hasta Dios.

El Egipto bíblico no tiene nada que ver con el Egipto en la historia del mundo. Podría encontrarse alguna leve correspondencia, pero en la historia del mundo, los egipcios son como todos los demás pueblos. Del Egipto bíblico, está escrito en Isaías 19,25: Bendito el pueblo mío Egipto… quiere decir que de ninguna manera es rechazado como malo. Egipto es el lado en el ser humano que se ve forzado de estar aquí, en lo concreto, que escoge el mundo de aquí, y con ello arrincona lo demás. Pero al ser arrinconado, el más allá se anuncia de otra manera: por presiones, depresiones y en muchas otras enfermedades. Egipto teme que alguna vez pueda manifestarse algo aquí, que no se comporte de acuerdo con la ley, es decir, que venga de otro mundo, en el que las medidas de la ley concreta de aquí, no tengan validez. Una dimensión tan diferente que todo cambie, que un nuevo ser humano vea la creación. Dentro del ser humano existe el conocimiento de que alguna vez, como sorpresa, nazca algo nuevo que venga de otro mundo, que hará que el mundo cambie por completo.
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2022-07-23 07:02:29 Dios te lleva por el camino largo de la vida. Y al final viene la salvación, podríamos decir. Pero no solo al final, también cada vez que sientes que estás rompiendo el muro de tiempo y espacio. Y eso solo puede suceder sin intención, te viene a ti, como regalo. Ni drogas, ni ayunos ni meditaciones pueden provocarlo, porque la salvación no puede ser provocada. El sin sentido es la respuesta, cuando no puede darse ninguna relación. En la respuesta a Job, Dios le enseña: todo aquello que está contigo, está también conmigo. Si Yo divido la unidad para crear el mundo, para que la reunificación pueda darse, se crean monstruos. Cada unidad que se rompe, los crea igualmente, es un espanto también para Mí. A pesar de todo, son alimentados por Mí, porque sé que es la base para que desde allí, se vaya andando hacia la unión. La reunificación es la dicha mayor, solo comparable con la dicha de la unión en sí. Y solo unidos, el devenir y el Ser, forman la totalidad. En la separación, se encuentra el sin sentido. Después del nacimiento, cuando el ser humano ha entrado y experimentado el mundo, desarrolla rápidamente la inclinación de separar el devenir de la unidad. Ir caminando hacia la reunificación es hermoso, pero no se puede entender que el camino y la unión en sí, sea una ecuación.

Somos tan egoístas que solo nos vemos a nosotros mismos y por este motivo no comprendemos el drama del mundo. La vacilación de Dios termina en el momento en que su lado compasivo habla. Ahora puede comenzar. El hombre pecará, pero ahora el Señor puede ser compasivo. Dios regala este mundo y hace al ser humano, sin saber lo que pasará. Contrario a lo que afirman todos aquellos que juegan a la religión y tienen todas las respuestas, NADA está programado. Dios dice… Lo único que tengo es el amor; y con el amor va la gracia. La gracia es la sorpresa de recibir lo que no corresponde, lo que es inmerecido, lo que ni siquiera se espera, porque en verdad se espera todo lo contrario. Una persona condenada a muerte es indultada, se le regala la vida. Regalar lo inesperado, es la gracia que pertenece al amor. Aunque no hagamos nada se nos obsequia. Y aún así del otro lado de la moneda, está la paradoja que nos exije entender y ser responsables. Se nos regala la Torá y se nos exije compromiso ¿Pero para qué estamos aquí? ¿Qué es el sentido de la vida? Experimentamos múltiples acontecimientos en la vida: decepciones, alegrías, fidelidades, infidelidades, justicia e injusticias, todo mezclado, una gran variedad. Job ahora es molestado, Satanás está celoso. Dios lo permite.

Muchos dicen...¿Para qué la creación, si el ser humano está programado para ser bueno? También está escrito que Dios hace la creación porque está solo y anhela tener a alguien enfrente. Pero alguien que funciona con la ley, está como muerto. La ley mata; el amor y la libertad dan la vida. No distorsione las palabras con su ignorancia ¿Qué es Ley? ¿Es lo mismo que la Torá? Usted que tiene todas las respuestas por anticipado ¿alguna vez ha iniciado procesos de años y décadas de duración para intentar entender la diferencia? ¿Pero qué pasa si Dios en su soledad crea el mundo, si espera el regreso del que está enfrente y este no viene? Porque es libre y no tiene por qué regresar. Es el sentimiento: el mundo puede hundirse. Pero, está escrito, la gracia impedirá el hundimiento. ¿También si el antimesías toma el mando y juega a ser el señor del mundo durante un tiempo limitado, al final la gracia hará que el nuevo Jerusalén se construya, y que surja la vida nueva, el mundo nuevo?

La vida no va según el plan trazado. La sociedad está basada sobre la premisa de que todo debería ser bueno y bonito. Hay seguros, y los estados se preocupan de la ONU y otras muchas organizaciones. Y a pesar de todo, nada va especialmente bien. Una y otra vez esta mala suerte imprevista. Existía la Sociedad de las Naciones, y a pesar de ella vino Hitler y destrozó todo. Es como algo que viene del cielo que no permite que aquí las cosas vayan bien, que estemos contentos y que “engordemos”.
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2022-07-23 07:02:29 Es Dios mismo el que quiere el camino largo, Dios mismo provoca el encuentro con la serpiente, Él trae el diluvio y permite la construcción de la torre de Babel, que luego destruye. Y es Dios quien deja mano libre a Satanás contra Job. Hago el bien y creo el mal, dice Dios en el profeta Isaías 45,7. Vemos que la pregunta por el sufrimiento va mucho más allá. Siento que tiene un sentido, pero ¿cuál es? La respuesta dada en la antigua sabiduría, es curiosa. Está dicho que el sufrimiento que el ser humano soporta, es idéntico al sufrimiento de Dios, cuando sacrifica Su unidad, para que el mundo sea. El sufrimiento del ser humano es quedar astillado en millones de fragmentos; el sufrimiento es fundamento del mundo, porque Dios se sacrifica a Sí mismo, a su Unidad.

Con ello, la pregunta cambia: ¿Y por qué sacrifica Dios Su unidad? Podría dejarla intacta, y así nada de esto sería necesario. ¿Por qué lo hace? En primer lugar, se hace daño a Sí mismo, para luego decir: ¡Vosotros, a mi imagen y semejanza, vais a sufrir como Yo! Pero no es posible que uno solo lo lleve, sino todas las personas en todos los tiempos. El sufrimiento sumado de todas las criaturas daría lo que es el sufrimiento divino. ¿Qué significa ese sufrimiento? ¿Por qué tiene que ser? La unidad, está dicho, es la dicha, la alegría, el júbilo, todo está en relación y nadie puede malinterpretar al otro. Pero –está dicho– la alegría no es completa si no puede experimentarse esta alegría en el regalo de la unidad a otro que no la tiene. El regalo es la dicha mayor. Regalando, el dador se convierte en unidad con el receptor. Es hasta erótico, es la alegría del acercamiento, hasta sentirse en unidad. La unidad pues, consta de dos lados. De un lado la satisfacción y la dicha de la unidad, y de otro lado la exigencia de que se regale al que no tiene, porque en el camino hacia la unidad, se vive una poderosa felicidad.

Necesitamos que el otro se alegre, y nos alegramos de su alegría. Está dicho que eso es el fundamento del sacrificio. Dios sacrifica su unidad dividiéndose, podríamos decir, en un aquí y un allá. Y con ello comienza el camino de la reunificación. Desde la miseria más grande, el abandono completo, lleva el camino hacia la unificación. Es un camino del aprendizaje, de conversaciones, también de malentendidos, es un arriba y abajo, es obsequiar y ser obsequiado. Ese es el fundamento del sufrimiento. Porque deja que la paz, la totalidad, la unidad se rompa, y ése es el sacrificio. En el judaismo al contraer matrimonio, es costumbre romper una vasija, lo que significa que el camino comienza. La unidad queda rota, el camino comienza. Es la comunicación pues del largo camino en el que el ser humano, sufriendo, puede sentirse creativo. Porque hermosas obras de arte, grandes poemas han nacido por el sufrimiento. Soledad, decepción, locura, grandes escritores han sufrido y vivido mucho. Y, a pesar de todo, su vida también ha estado llena de grandes alegrías. Dios llama a Israel su hijo primogénito y le envía al exilio. Guerras continuas, casi hasta la exterminación. ¿Por qué trata Dios así a su primogénito, mientras que otros pueblos lo tienen fácil y bien?

Cuando el ser humano toma del árbol del conocimiento y come su fruto, lo hace toda la creación. Significa que para todo el mundo comienza el mismo camino. Cuando el ser humano debe nacer, es decir, entrar en este mundo, una antigua historia relata que un ángel le acompaña. Y durante el camino al mundo, el ángel le habla del sentido del mundo entero y también del sacrificio. Lo cuenta todo. Ahora, dice, vas a entrar en este mundo y todo lo que te he contado se borrará de tu consciencia; olvidarás todo, pero lo guardarás muy profundamente dentro de ti. Y como señal le da un golpecito bajo la nariz, del cual, como se dice, viene la hendidura en el labio superior. Lo que te he contado, sigue diciendo el ángel, por así decir fuera de tiempo y espacio, lo vas a vivir ahora en el tiempo y en el espacio. Y el alma que está a punto de nacer, comienza a llorar desgarradoramente: ¡No! ¡Por favor, no! ¡No quiero nacer!
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