2021-10-24 00:08:02
*VIDA DE SAN JOSÉ*
*Hna. María Cecilia Baij*
*Entrega 49*
*LIBRO 2*
*CAPÍTULO XIII*
*OTRAS TENTACIONES Y PERSECUCIONES DE SATANÁS*( Continuación)
A estas dulcísimas palabras el Santo cayo en éxtasis, y estuvo por bastante tiempo concentrado gozando de su Dios, que con tanta generosidad se manifestaba a su alma. En este éxtasis se le manifestaron muchos secretos de la Divina Sabiduría: como Dios permite que sus amigos sean angustiados para enriquecerlos siempre más de méritos.
Conoció también el gran mérito que tenía delante de Dios la niña María, y como esta había rogado mucho por él, pidiéndole la Gracia a Dios para que se manifestara a su alma, y para que pusiera fin a sus angustias. El Santo hizo muchos actos de agradecimiento a su Dios, y le consagro de nuevo todo su ser; le suplico para que recompensara a la Santa niña María por la caridad que había usado hacia él y se quedó siempre más encariñado. Alabó a su Dios y quedó siempre más admirado de su bondad y del Amor que le tenía. Se concentro mucho más en el abismo de su nada, humillándose delante de su Creador, reconociendo que todo venía de su infinita bondad, y le pidió su continua asistencia y bendición. Después que nuestro José hizo todos estos actos, se fue del Templo todo consolado, no tenía otra cosa que decir sino lo que dijo el santo profeta David: "Que bueno es Dios con los justos, con los hombres de corazón puro". (Salmo 72, 1). Y ese otro versículo. "En proporción de los muchos dolores que probo mi corazón, tus consuelos alegraron mi alma". (Salmo 93, 19), y otros varios versículos que el Santo siempre se servía, según la necesidad en la cual se encontraba.
Por la noche volvió nuevamente a hablarle el Ángel en el sueño, y le dijo como su Dios había gozado mucho en verlo constante y paciente en todas las angustias, y que había enriquecido y Llenado su alma de Gracias y de méritos: y lo animo para que sea siempre más constante y paciente en las angustias, porque Dios en el transcurso de su vida le enviaría muchas pruebas y más graves, que por lo tanto se llenara de valor y que no temiera porque Dios siempre iría en su ayuda, y que recibiría muchos consuelos todavía, más allá de su credibilidad. Por lo tanto, animado el Santo y consolado de esta manera, se ofrecía siempre dispuesto para sufrirlo todo, con tal de que su Dios no lo hubiese abandonado.
Muy grato se volvía para con su Dios nuestro José, en la práctica de sus virtudes, en el sufrimiento, en el desprecio de todas las cosas caducas y transitorias, en la abnegación de sí mismo, en gozar de ser despreciado por amor de su Dios. Admirable se ha vuelto por encima de todo otro Santo, porque aquellos han recibido los consejos y los ejemplos del Redentor, mientras nuestro José no había visto a su Dios en carne mortal, ni escuchado sus enseñanzas, y a pesar de esto fue grande en las virtudes y se perfeccionó en toda su obra.
*Apóstoles de Su Amor*
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