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Meditaciones diarias del Hno. Elías

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Los últimos mensajes 10

2023-03-30 23:00:18 31 de marzo de 2023
ITINERARIO CUARESMAL
Día 38: “Los siete dolores de María”

Llegando ya al final de nuestro itinerario cuaresmal, no queremos dejar de echar una mirada a la Virgen María, la Madre de Dios. ¿Qué criatura podría comprender mejor el sufrimiento de su Hijo que aquella que recibió la indecible gracia de ser su Madre y discípula? El calendario tradicional dedica el viernes previo a la Semana Santa a contemplar los dolores de María. En ese sentido, escucharemos hoy nuevamente una meditación del P. Gabriel de Santa María Magdalena sobre este tema.

“Oh María, santa Madre del Señor crucificado, dime tú algo sobre su sufrimiento, porque entre tantos que estuvieron presentes, tú sentiste y viste más que todos. Y es que tú lo miraste tanto con los ojos del cuerpo como con los del corazón; con toda tu atención lo contemplaste, pues lo amaste indeciblemente” (Santa Ángela de Foligno).

La primera señal explícita de que María tendría parte en la Pasión de Jesús la encontramos en la profecía del Anciano Simeón: “Una espada atravesará tu alma” (Lc 2,35). En el Calvario, esta profecía se cumplió a plenitud. San Bernardo exclama: “Sí, bendita Madre, verdaderamente una espada atravesó tu alma. En efecto, sólo a través de ella podría herir el cuerpo de tu Hijo. Después de que tu Jesús hubo expirado, la lanza cruel que había abierto su costado ya no podía herir su alma, pero traspasó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar.” Esta hermosa interpretación nos permite comprender cómo María, siendo la Madre, estuvo unida en lo más íntimo al sufrimiento de su Hijo.

La liturgia de hoy pone en boca de la Madre Dolorosa estas conmovedoras palabras: “Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta” (Lam 1,12). Sí, su dolor es inconmensurable; pero su amor es más inmenso aún: tan grande como un océano en el que todo cabe. De ninguna otra criatura aparte de María puede decirse que su amor es más fuerte que la muerte. De hecho, su amor la hizo capaz de soportar la amarguísima muerte de Jesús.
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2023-03-29 23:00:29
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2023-03-29 23:00:28 A pesar de todos los esfuerzos por ir más allá del propio sufrimiento y olvidar sus penas, pueden llegar momentos de tan profunda angustia, de tan densa oscuridad, que la pobre alma no sepa cómo seguir adelante, tanto más cuando el horizonte, en lugar de iluminarse, se vuelve cada vez más oscuro y sombrío. En tales casos, no queda más que lanzarse a oscuras en los brazos de Dios. Somos tan pobres y débiles que siempre necesitamos un soporte. Aunque el alma se olvide de sí y deje de pensar en sí misma, sigue necesitando a alguien que la sostenga y piense en ella. Ese alguien es Dios. Él nunca nos olvida; Él conoce nuestro sufrimiento hasta en sus últimas profundidades; Él ve nuestra necesidad y debilidad, y siempre está presto a ayudar a aquel que se refugia en Él.

Ciertamente también podemos buscar algo de consuelo y ayuda en las criaturas, pero no nos engañemos: ellas no siempre sabrán entendernos ni estarán en todo momento ahí para nosotros. Pero si nos dirigimos a Dios, jamás seremos defraudados. Aunque Él no cambie nuestra situación ni nos quite el sufrimiento, consolará interiormente nuestro corazón, aunque sea de manera oculta y silenciosa, y nos dará la fuerza para continuar nuestro camino.

“Encomienda a Dios tus afanes, que Él te sustentará” (Sal 54,23). Esta actitud de abandono debemos adoptar en las horas de sufrimiento, y tanto más cuanto más fuertemente nos golpeen. Un mayor sufrimiento debe corresponderse con una mayor entrega a Dios; así no sucumbiremos.

Muchas almas exageran y hacen un drama de sus sufrimientos, porque no son capaces de reconocer en ellos la mano paternal de Dios y no creen lo suficiente en su divina Providencia.

Si nuestra vida, con todas sus circunstancias e incluso las más dolorosas, no estuviera en la mano de Dios, entonces tendríamos toda razón para temer. Pero, puesto que todo está en sus manos, no debemos tener miedo ni amedrentarnos. El alma que está segura de Dios y se abandona en Él es capaz de permanecer tranquila aun en los mayores sufrimientos, de aceptar con serenidad incluso los acontecimientos más trágicos, de sufrir con calma y valentía, porque Dios siempre la sostiene.


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Meditación sobre la lectura del día: http://es.elijamission.net/2019/04/11/
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2023-03-29 23:00:28 30 de marzo de 2023
ITINERARIO CUARESMAL
Día 37: “El sufrimiento y la serenidad”

Faltan apenas 3 días para iniciar la Semana Santa, y nuestro itinerario cuaresmal está llegando a término. Quisiera dedicar la meditación de hoy al tema de cómo afrontar el sufrimiento de forma correcta, lo cual es, sin duda, una de las lecciones más difíciles en nuestro camino de seguimiento de Cristo. Para tratar este tema, recurriremos a una excelente meditación del P. Gabriel de Santa María Magdalena, O.C.D., extraída de su libro “Intimidad Divina”. Además, aquellos que deseen profundizar en el tema pueden encontrar en el siguiente enlace una conferencia sobre “Cómo lidiar con el sufrimiento”:



El secreto de soportar correctamente el sufrimiento consiste en gran parte en el olvido y la negación de sí mismo, en no pensar en uno mismo y en lo que se está sufriendo, sino entregarse a Dios. Quien se ocupa de sus sufrimientos y concentra su atención en ellos, se vuelve incapaz de sobrellevarlos serena y valientemente. “A cada día le basta su contrariedad” (Mt 6,34), dijo Jesús. Por tanto, intentemos día a día, momento a momento, soportar los dolores y sufrimientos que Dios pone en nuestro camino, sin pensar en lo que sufrimos ayer y sin preocuparnos por lo que tendremos que sufrir mañana.

Aun si el sufrimiento es fuerte, no lo sobrevaloremos ni le demos demasiada importancia; no cedamos a la malsana tendencia de consentir nuestro propio sufrimiento; no nos detengamos en mirarlo, desmenuzarlo y ponderarlo en todos sus detalles. De esta manera, paralizaríamos el espíritu de sacrificio y perderíamos la fuerza para la aceptación y superación del sufrimiento. Quien se ocupa demasiado de sus propios dolores, a menudo se vuelve insensible e indiferente hacia los sufrimientos de los demás.

Para luchar contra las tendencias egocéntricas, hay que salir de uno mismo y del círculo del propio sufrimiento, y ocuparse de los sufrimientos de otros. En los momentos de desánimo, el esfuerzo por ayudar al prójimo es un medio sumamente eficaz para hallar la fuerza para cargar con la propia cruz. Siempre debemos tener presente que nunca somos los únicos en sufrir. Si nuestros sufrimientos son grandes, nunca faltan personas que sufren aún más. Nuestros sufrimientos son una gota en comparación con el océano del dolor de toda la humanidad, y son casi nada comparados con la Pasión de Jesús.

Quien se ocupa demasiado de su propio sufrimiento, termina haciéndolo aún más amargo, se ahoga en él y deja que se marchite todo impulso generoso. En cambio, quien es capaz de olvidarse de sí mismo, mantiene el equilibrio y siempre es capaz de pensar más en los demás que en él. Así, permanece abierto al amor y a la magnanimidad hacia Dios y el prójimo. El alma olvidada de sí misma sabe sufrir con gran valentía y saca de ello el mayor provecho para su santificación.
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2023-03-28 23:00:22
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2023-03-28 23:00:21 ¡Es un tiempo de gran prueba! La Iglesia, perseguida desde dentro y desde fuera por el Dragón, tendrá que ir un tiempo al desierto, como dice el Apocalipsis: “Se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para que volara al desierto, a su lugar, donde es alimentada durante un tiempo, dos tiempos y medio tiempo, lejos de la serpiente” (Ap 12,14). El desierto no tiene que entenderse como un lugar físico –aunque tampoco se lo pueda descartar–, sino más bien como una realidad espiritual.

Si llega la gran apostasía de la que habla San Pablo (2Tes 2,3), e incluso una gran parte de la jerarquía eclesiástica se ve involucrada en ella, entonces los fieles quedan desamparados a nivel exterior. Los maravillosos templos e iglesias podrían entonces caer en manos de aquella iglesia que se ha alejado del Señor, tal como lo estamos viviendo actualmente en Alemania. Entonces los fieles tendrán que encontrar sitios donde puedan vivir a plenitud su fe. Los que se aferran a la fe tradicional sin hacer concesiones al espíritu del mundo, ya ahora están siendo marginados. Estos tales tendrán que acudir a la “ecclesia in deserto” (Iglesia en el desierto), para encontrar allí el alimento que fortalece su alma: la santa Palabra de Dios, custodiada sin adulteraciones, y los santos sacramentos dignamente celebrados. En lo que respecta a la santa comunión, no puede ser administrada a todos, independientemente de su fe y estado de gracia.

Tales tiempos, aunque no necesariamente tengamos que anhelarlos, constituyen un reto especial para nuestro camino de seguimiento de Cristo. Son tiempos propicios para consolidar nuestra fe y profesarla. Los tiempos de persecución suelen ser tiempos en que el evangelio se difunde. Son tiempos de los que el Señor se vale para que nos despojemos de toda tibieza y nos convirtamos en verdaderos testigos de su Retorno.

Así, estos tiempos, con sus tribulaciones externas e internas, nos ayudan a avanzar en nuestro camino espiritual. Cuando de repente todas nuestras seguridades empiezan a tambalear, cuando ya no podemos cimentarnos en lo que siempre había sido nuestro apoyo, entonces el Señor nos lleva a que sólo Él sea nuestro refugio y puerto seguro. Aquí se dinamizan e intensifican los procesos de purificación de los que hemos hablado en nuestro itinerario cuaresmal, ya sean a nivel de los sentidos o del espíritu, ya sean activos o pasivos. Nuestra oración se vuelve más sencilla, invocamos el Nombre del Señor y nos aferramos a Él cuando todo a nuestro alrededor parece tambalearse. Así, el proceso de transformación interior avanza…

La Iglesia en el desierto, aunque sea materialmente pobre, será rica, pues custodiará los tesoros de la Iglesia. A ella pueden aplicarse las palabras que el Señor dirige al ángel de la iglesia de Esmirna: “Conozco tu tribulación, tu pobreza -aunque eres rico- y la calumnia de parte de los que se dicen judíos y que no son más que una sinagoga de Satanás” (Ap 2,9).

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Meditación sobre la lectura del día: http://es.elijamission.net/2022/04/06/
Meditación sobre el evangelio del día: http://es.elijamission.net/2021/03/24/
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2023-03-28 23:00:21 29 de marzo de 2023
ITINERARIO CUARESMAL
Día 36: “Ecclesia in deserto”

Ya hemos recorrido un largo trayecto en nuestro itinerario cuaresmal y ahora estamos casi a las puertas de la Semana Santa.

Durante los últimos cinco días habíamos tratado el serio tema del Anticristo, que ha de venir al Final de los Tiempos, pero cuyo espíritu ya se manifiesta de antemano bajo diversas apariencias. Aquí nos encontramos con el abismo de la iniquidad, una oscura personificación del alejamiento del Dios vivo. Pero al final, como describe la Revelación de San Juan, la Bestia (que suele interpretarse como una imagen del Anticristo) y el Falso Profeta serán arrojados al lago de fuego (cf. Ap 20,9-10).

Este tema no debe asustarnos; sino ponernos en vela. No podemos pasar por alto la realidad del mal en este mundo; y, por el otro lado, tampoco debemos darle demasiada importancia. Nuestra mirada debe estar siempre enfocada en el Señor. Recordemos cómo Jesús concluye en el evangelio de Lucas su discurso sobre el Fin de los Tiempos… Después de haber hablado sobre las tribulaciones que sobrevendrán a la humanidad al Final de los Tiempos, hace alusión a su Retorno glorioso: “Entonces verán al Hijo del Hombre que viene sobre una nube con gran poder y gloria. Cuando comiencen a suceder estas cosas, erguíos y levantad la cabeza porque se aproxima vuestra redención” (Lc 21,27-28).

He aquí la gran perspectiva escatológica: el Señor volverá y nosotros hemos de prepararnos para recibirlo. Él mismo nos da claras instrucciones: “Que vuestros corazones no estén ofuscados por el libertinaje, la embriaguez y los afanes de esta vida. Vigilad orando en todo tiempo” (Lc 21,34a.36).

Así, pues, día a día nos aproximamos al Retorno del Señor; o, mejor dicho, su Retorno se acerca cada vez más. Nadie sino el Padre del cielo conoce el día ni la hora (Mt 24,36); sin embargo, Jesús nos da pistas para que podamos identificar cuándo el tiempo está cerca (Lc 21,31).

El oscuro y perverso dominio del Anticristo será aniquilado por el Señor “con el soplo de su boca” y destruido “con su venida majestuosa” (2Tes 2,8). Por tanto, debemos aguardar la Parusía de Nuestro Señor y soportar la tribulación del dominio anticristiano, ofreciéndole resistencia con las armas apropiadas en el ejército del Cordero.
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2023-03-27 23:00:21
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2023-03-27 23:00:20 3) La misión de la Iglesia. ¡Ésta tampoco ha cambiado! Sigue estando vigente el mandato del Señor de anunciar el evangelio a todos los hombres (cf. Mt 28,19-20), porque nadie podrá salvarse sin Nuestro Señor Jesucristo. “Nadie va al Padre si no es por mí” (cf. Jn 14,6). Todo diálogo y ecumenismo será auténtico sólo en la medida en que cumpla este mandato misionero del Señor. La meta de la misión no puede ser simplemente la de que el musulmán sea un mejor musulmán y el hindú, un mejor hindú; sino que todos han de encontrarse con este Dios que envió a su Hijo al mundo para salvarlos (cf. Jn 3,16). ¡Esto no podrá cambiarlo nadie, ni el Papa, ni un obispo, ni criatura alguna! Un diálogo que pierda esto de vista, induciría a error.

4) El camino de la santidad. ¡Tampoco éste ha cambiado! En primera instancia, se trata de acoger el amor de Dios y corresponder a él; de entrar en una íntima relación con el Señor y cultivarla… Para ello, Dios nos ha dado su Palabra, la oración, los sacramentos y muchas otras ayudas…

¡El amor de Dios está en primer lugar, y de él brota el auténtico amor al prójimo! Todas las demás cuestiones han de subordinarse a esta jerarquía de valores. No es la mejora del mundo lo que debe ocupar el primer rango en la misión de la Iglesia; sino el amor de Dios manifestado en Nuestro Señor Jesucristo y la salvación de las almas.

“Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.” –dice el Señor (Jn 17,26).

Quien, viviendo en estado de gracia, se aferre firmemente a estos cuatro pilares mencionados –la sana doctrina de la Iglesia, su enseñanza moral, el mandato misionero y el camino de la santidad–, sin dejarse confundir, está ya equipado con una armadura estable para resistir a las fuerzas anticristianas y no dejarse enceguecer.

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Meditación sobre la lectura del día: http://es.elijamission.net/2022/04/05/
Meditación sobre el evangelio del día: http://es.elijamission.net/2021/03/23/
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2023-03-27 23:00:19 28 de marzo de 2023
ITINERARIO CUARESMAL
Día 35: “Seguir a Cristo en tiempos anticristianos (V)”

Resistencia espiritual a la amenaza anticristiana

En nuestro itinerario hacia la gran Fiesta de la Resurrección de Nuestro Señor, hemos tratado la grave amenaza de los poderes anticristianos. Éstos han penetrado incluso en nuestra Iglesia, intentando desintegrarla y debilitarla desde dentro, de modo que pierda su testimonio claro e inequívoco y ya no sea capaz de dar verdadera orientación a los hombres. Cuanto más la Iglesia adopta el “olor de este mundo”, tanto menos refleja el rostro de su Esposo Divino.

Uno de los graves ataques contra la Santa Iglesia, que atenta contra su propia identidad, son las crecientes restricciones al rito tradicional de la Santa Misa. En lugar de fomentar este rito, que es amado por un considerable número de fieles, tal como lo había hecho el Papa Benedicto XVI durante su Pontificado, está sucediendo ahora lo contrario. Algunos clérigos y fieles, que ven en estas restricciones una gran injusticia, probablemente opten por la clandestinidad para sustraerse del ataque a este gran tesoro y preservar la continuación de este rito.

Entonces, ¿cómo podemos nosotros, los fieles, defendernos y ofrecer resistencia de forma apropiada a los ataques que ensombrecen el rostro de nuestra Iglesia?

Señalaré a continuación 4 pilares a los que hemos de aferrarnos y cimentarnos en este combate:

1) Para no caer en las seducciones anticristianas, es importante aferrarse a la sana doctrina de la Iglesia (ortodoxia) y a la praxis que se deriva de ella (ortopraxis). El Apóstol San Pablo llega a decir que, aun si un ángel del cielo nos anunciara un evangelio distinto, no le creamos (cf. Gal 1,8). ¡La Iglesia Católica tiene una doctrina clara y sin ambigüedades! ¡Infinitas gracias sean dadas a Dios por ello! Ciertamente puede comprendérsela con creciente profundidad y precisión; pero nunca puede evolucionar de tal forma que se contradiga a sí misma. No deberíamos prestar oído a alguien que no transmita esta “agua cristalina” de la sana doctrina, o que la ponga en duda, la relativice o la convierta en objeto de debate. Cerrar el oído a las fábulas de las que advierte San Pablo (cf. 2Tim 4,3-4) es ya un acto de resistencia, porque no damos cabida para que el error se prolifere.

2) La enseñanza moral de la Iglesia. ¡Ésta no ha cambiado! El pecado sigue siendo pecado, y no puede presentárselo como si no fuera grave. La verdadera misericordia no significa relativizar el pecado; sino ayudar a la persona a salir de una situación desordenada, para que su vida corresponda objetivamente a la Voluntad de Dios. Para ello, se necesita mucha paciencia y habrá que evitar la dureza. Sin embargo, jamás será misericordia dejar a las personas simplemente en su vida desordenada, o, peor aún, confirmarlas en esa forma de vivir. Esto sería inducirlas a error, e iría en contra de su vocación trascendente, que consiste en vivir como verdaderos hijos de Dios. Los actos homosexuales, el adulterio, la sexualidad fuera del matrimonio, la masturbación, etc., siguen siendo pecado, aunque el mundo –e incluso obispos y sacerdotes que yerran– dijesen otra cosa. La santa comunión sólo puede recibirse en estado de gracia. Quien no pueda ayudar directamente a las personas en esta o aquella situación crítica, puede siempre acudir a la oración y ofrecer sacrificio por ellas…
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