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Algo del Evangelio

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El evangelio de cada día con un breve comentario, en formato de audio, realizado por el Padre Rodrigo Aguilar, Diócesis de San Miguel, Buenos Aires, Argentina. www.algodelevangelio.org
Cualquier testimonio o consulta escribir a algodelevangelio@gmail.com

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Los últimos mensajes 9

2023-05-20 02:37:39 Sábado 20 de mayo + VI Sábado de Pascua + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 16, 23b-28

Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre.
Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre».

Palabra del Señor.
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2023-05-19 03:02:01
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2023-05-19 03:01:00 Pero, para eso, tenemos que aprender a vivir en paciencia. Hay que aprender a soportar y esperar para dar a luz. Eso vive una madre cuando lleva en su vientre a un hijo. Eso vive una madre cuando tiene que dar a luz. Pero miremos otra vez lo positivo: es para dar luz, es para dar un nuevo nacimiento, es para dar vida, para transformar el mundo. Una vida transforma al mundo. La vida de tus hijos transformó tu propia familia, transformó tantas cosas... Acordémonos de la primera vez que tuvimos a un hijo en brazos, a tu hijo en brazos. ¿Importó algo más? ¿Importó el dolor? Acordate del olorcito a bebé de tus hijos. ¿Hay algo más lindo que eso? El dolor desaparece cuando se da a luz.
Bueno, en esta vida, este viernes en tu vida concreta de hoy, en la mía, hay que aprender a vivir partos. Hay que aprender a veces a sufrir para encontrar cosas mucho mejores. Hay que aprender a renunciar, a morir a nuestros caprichos para encontrar el amor. Hay que aprender a morir al pecado para encontrar lo lindo que es la gracia y la vida en Jesús. Hay que aprender a callar para encontrar lo lindo que es hablar en el momento justo. Hay que aprender a vivir la soledad para disfrutar lo lindo de una buena compañía. Tenemos que aprender tantas cosas y, a veces, solamente se aprende pasando por ciertos momentos para poder «dar a luz». Si sos padre, si sos madre, no prives a tus hijos de vivir «partos» naturales en sus vidas. No hay que tenerle miedo a los momentos difíciles, porque a través de los momentos difíciles aprendemos la maravilla que es la alegría de encontrar luz cuando todo parece oscuro, cuando todo parece difícil. De todo lo malo siempre se puede sacar algo bueno, de todo lo que parece muerte siempre podremos rescatar algo de vida. Nunca estamos completamente solos como para pensar que nada nuevo puede venir.
Ojalá que tengamos un buen viernes. Ojalá que pidamos «dar a luz» diferentes situaciones. Ojalá que encontremos la alegría de estar con Jesús, sabiendo que él siempre nos ayuda a sacar resurrección de aquello que parece que está muerto o perdido.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

www.algodelevangelio.org
algodelevangelio@gmail.com
p. Rodrigo Aguilar
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2023-05-19 03:01:00 Comentario a Juan 16, 20-23a:

¡Qué lindo es escuchar que Jesús nos puede dar una alegría que nadie nos podrá quitar! Que nos da una alegría que nadie nos puede quitar. ¡Qué bien hace escuchar eso! ¡Qué lindo que es ir terminando la semana escuchando esta buena noticia!
Para expresar esto, me parece que no hay imagen más elocuente, más gráfica, más «decidora», que la imagen del parto, la imagen del «dar a luz» que utiliza Jesús en Algo del Evangelio de hoy, para querer manifestarnos lo que tenemos que vivir en lo cotidiano. Pero no nos olvidemos que no estamos solos, no nos olvidemos de esto que estamos meditando desde el Evangelio del domingo, no estamos solos y nos hace tanto bien recordarlo. Por ahí vos estás solo, por ahí vos estás sola porque no tenés familia, porque estás enfermo, porque estás viviendo una situación difícil. Por ahí tenés todo pero incluso te sentís solo o sola. Bueno, no estamos solos. Jesús no nos dejó huérfanos, Jesús quiso quedarse entre nosotros y en nosotros, pero para no sentirse solo hay que seguir amando, hay que seguir del encierro. ¡Vamos! Vamos que podemos. Tenemos que experimentar que jamás estaríamos solos.
Podríamos decir que la vida es esto, retomando la imagen del parto: una gran experiencia de «dar a luz», dar a luz continuamente diferentes realidades. Jesús vino a eso. Vino a pasar por este mundo para finalmente «dar luz». Para que, a través de su vida, su luz, la luz, llegue también a nosotros, a tu vida y a la mía. Pero él lo vivió personalmente. Él supo pasar eso que nosotros a veces no queremos pasar porque tenemos miedo. Parece que no sabemos qué viene después.
Nuestra vida es un gran parto. A veces lo decimos como connotación negativa: «Esto fue un parto», como expresando el dolor que vivimos, la dificultad experimentada. Pero pensémoslo positivamente. Veamos el otro lado del parto o el final. En realidad, la vida es «dar a luz». Es un conjunto de vivencias, situaciones, en las que damos y se nos da luz continuamente. Así es nuestra vida espiritual, nuestra vida cristiana, nuestra vida cotidiana. Porque la vida cristiana no está ajena a lo que vivimos. El mensaje de fe no está ajeno a la realidad de nuestras propias vidas, por supuesto, al contrario, debe meterse profundamente en nuestra vida. El que quiere escaparle a esto. El que pretende una vida sin partos, sin dolores, sin traumas, sin crisis. El que quiere buscar otro camino. El que quiere pensar que la vida no es de alguna manera un paso, un continuo ir hacia aquello que no se ve de aquello a lo que se empieza a ver, del dolor hacia algo mejor, del sufrimiento hacia algo más lindo, de la tristeza hacia lo que se puede transformar en gozo, de la muerte a la vida. El que piensa que la vida no es esto, todavía no entendió la vida, no entendió nada y se le escapa lo mejor de la vida. Porque a esto no se le puede escapar. La vida tiene esto, nos guste o no.
Escuché justo una frase o leí una frase en estos días que decía así: «Dale tiempo a la vida y la vida te explicará lo que no entendés». Dale tiempo a la vida. A veces, la vida misma, el tiempo, nos da las razones o nos ayuda a entender lo que hoy no entendemos. Pero hay que estar atentos. Jesús con su Pascua nos quiere enseñar eso: la vida es «pasar». Hay que pasar y por eso la imagen de «dar a luz» es algo tan lindo y que nos puede ayudar en este día. Hay que «pasar» por la tristeza para encontrar el gozo que nadie nos podrá quitar. Hay que «pasar» por la soledad, como venimos escuchando estos días, para experimentar lo lindo que es estar acompañado. Hay que «pasar» la soledad para darnos cuenta de que no estamos solos en realidad. Hay que «pasar» por el pecado muchas veces para saber lo lindo que es la misericordia. Hay que «pasar» por el dolor para darnos cuenta cuanto amamos a esa persona. Hay que perder un amor para valorarlo verdaderamente. Hay que esforzarse para encontrar la alegría de lo buscado. Hay que empezar desde abajo para llegar arriba. Hay que estirar la mano, para dar una mano. Hay que pasar, hay que pasar.
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2023-05-19 02:58:35 Viernes 19 de mayo + VI Viernes de Pascua + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 16, 20-23a

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquel día no me harán más preguntas».

Palabra del Señor.
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2023-05-18 03:11:08
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2023-05-18 03:10:56
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2023-05-18 03:09:11 Es esencial a la alegría que se derrame, que se comparta, que fluya para otros corazones.
Una vez, me acuerdo, unos novios, que ya tenían fecha de casamiento, me contaron que, por algunas dificultades de distancia de sus familias, no podían avisar a todos juntos la fecha de su casamiento y eso hacía que no pudieran disfrutar todavía plenamente esa noticia. La alegría del casamiento no era solo para ellos. Es así, las alegrías verdaderas son para contarlas, los gozos son para compartirlos. Las alegrías espantan las tristezas y los gozos quitan las soledades. Si estás alegre, contalo, compartilo, hace bien. Salí. Dale, llamá a alguien, mándale un mensaje. Si andás triste, pensá de dónde viene esa tristeza, qué fue lo que la originó, para poder combatirla, pero mientras tanto, andá y quédate un rato con Jesús, en su presencia, mientras caminas mirá al cielo, mientras tanto andá y buscá también la compañía de alguien que esté alegre, eso te va a ayudar. Salí de tu encierro, que con tu fuerza, con la fortaleza del Espíritu Santo vas a poder salir de esa tristeza.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

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p. Rodrigo Aguilar
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2023-05-18 03:09:11 Comentario a Juan 16, 16-20:

Si empezamos el día intentando no pensar tanto en lo que tenemos que hacer, sino en lo que podemos contemplar, frenando un poco, para hacer silencio, te aseguro que todo va a ser mucho mejor. Vas a tener otra mirada de lo que ves y vivís. Pero, si empezamos el día escuchando las «malas noticias», escuchando los problemas que hay por todos lados de este mundo, de tu país, de tu comunidad, escuchando otras voces que no son las de Jesús, es verdad, por ahí no siempre es malo en sí mismo, pero nos perdemos de algo, de algo mucho mejor. Nos perdemos de la serenidad de la mañana. Por algo los monjes en todos los monasterios del mundo y las monjas también empiezan su día diciendo: «Señor, abre mis labios… y mi boca proclamará tu alabanza». Empiezan sus días pidiendo a Dios que les abra los labios solo para alabar. Vos dirás: «Bueno, pero son monjes», sí, es verdad, pero podemos tomar lo esencial de esta petición, de estas personas que se consagran completamente a Dios. Nosotros empezamos el día levantando a veces a nuestros hijos, haciendo el desayuno, empezando a manejar, a veces, a lidiar con el tránsito de la ciudad, amontonándonos, a veces, en un medio de transporte, viendo las caras tristes de tanta gente que anda como sin rumbo. Sí, es verdad, todo eso es complicado. Pero se puede intentar dejar que, el primer silencio de la mañana no se rompa por lo menos por culpa nuestra. Intentemos escuchar hoy solo la Palabra de Dios al principio, intentemos no encender ninguna radio, ninguna televisión, ninguna computadora, ningún celular. Bueno, el que estás usando ahora para escuchar este audio.
La soledad mal vivida o la soledad, como ese sentimiento que molesta, es la ausencia, a veces, de alegría, de gozo interior. La soledad, en el fondo, es falta de amor, ya sea por no recibirlo o por no buscarlo, pero, en definitiva, es no es estar experimentando el amor. Y muchas veces buscamos el remedio de la soledad en falsas alegrías y gozos que, en el fondo, nos pueden dejar más solos todavía. Por eso, si estás un poco molesto, molesta, por estar solo, si estás quejoso o quejosa por estar sola, fíjate si en realidad no estás «haciendo la tuya», creyéndote el artífice de tu propia felicidad. Una persona quejosa, en el fondo, es porque se siente sola y todo lo reclama. Una persona quejosa afea todos los ambientes en los que está y colabora ella misma para quedarse sola, porque es molesto estar con alguien que se queja y es pesimista. No es extraño encontrar personas solas, pero que, en realidad sin querer, lamentablemente y con tristeza, hicieron todo lo posible para quedarse solas. Ya nadie quiere estar con ellas. Es triste, pero también pasa.
Pero lo lindo de Algo del Evangelio de hoy es que Jesús les asegura a los discípulos y a nosotros de que esa «tristeza se convertirá en gozo», se puede convertir en gozo. La tristeza para el cristiano no tiene que ser la última palabra, debe ser siempre pasajera, jamás puede llegar para instalarse, para echar raíces, para aquerenciarse en el corazón. No pienses que esa tristeza que tenés va a durar para siempre. No podés alojar de inquilina a la tristeza. Aprendé a mirar más allá. Sabé esperar, sabé confiar en que Jesús te convertirá ese sentimiento en un gozo imborrable, cuando aprendas a verlo a él en todas las cosas. Seguro que ya te pasó alguna vez, seguro que lo viviste. Por eso no te olvides, no nos olvidemos, que la tristeza es pasajera, si sabemos llevarla, y que salir de la tristeza también depende de nuestros deseos de salir de ese aislamiento, que puede convertirse en una soledad instalada y hace tanto mal, a nosotros y a la Iglesia. Es triste ver cristianos tristes. No estamos hechos para la tristeza, para la queja, para el malhumor.
Por otro lado, lo lindo del gozo es que jamás puede ser pleno si no es compartido y eso ayuda a otros a salir de sus encierros. Todos vivimos esa experiencia alguna vez, de alguna manera. Todos hemos alegrado a otros y todos hemos sido alegrados por otros. Todos necesitamos compartir la alegría.
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2023-05-18 03:08:48 Jueves 18 de mayo + VI Jueves de Pascua + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 16, 16-20

Jesús dijo a sus discípulos:
«Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa esto que nos dice: "Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver"? ¿Y qué significa: "Yo me voy al Padre"?». Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir».
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: «Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: "Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver".
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo».

Palabra del Señor.
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