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Algo del Evangelio

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El evangelio de cada día con un breve comentario, en formato de audio, realizado por el Padre Rodrigo Aguilar, Diócesis de San Miguel, Buenos Aires, Argentina. www.algodelevangelio.org
Cualquier testimonio o consulta escribir a algodelevangelio@gmail.com

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Los últimos mensajes 2

2023-07-04 03:03:55
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2023-07-04 03:02:04 ¿No será que Jesús deja que vengan las tormentas de la vida para que no nos olvidemos que él es el dueño de la historia, de la creación, de la barca, de la Iglesia, incluso de nuestra propia vida? ¿No será que a veces es necesario experimentar que nos hundimos para que recordemos que somos frágiles y necesitados de su amor? ¿No será que tenemos miedo porque somos hombres y mujeres de poca fe? ¿No será que tenemos poca fe porque nos creemos que somos los capitanes del barco de nuestra vida y no nos damos cuenta de que los «hilos» en el fondo los maneja él? ¿No será que nos acordamos de Jesús, a veces, solo en las tormentas?
Si andás en medio de una tormenta de la vida, en medio de la oscuridad, pensando que Jesús no está, que todo parece una mentira, que en realidad él no se hizo cargo de tus problemas, que se durmió cuando más lo necesitabas… gritá. Gritá y andá a despertar a Jesús, aunque él no lo necesite, lo necesitás vos. Vos y yo tenemos que aprender a pedir ayuda y no esperar a que el barco se hunda para que los demás sepan lo que nos pasa. La vida es linda, es verdad, pero también es difícil. No es de poco hombre gritarle a Jesús que nos salve. Es de fuertes. Es fuerte el que reconoce la debilidad y, en realidad, es débil el que jamás se reconoce débil.
Si todavía no pasaste tormentas, no te olvides de este Evangelio cuando te toque vivirla. En tiempos de tormentas se aconseja no tomar grandes decisiones, no cambiar lo decidido, mantenerse en el barco, firmes. Porque en ese barco está Jesús siempre. El tiempo de tormenta es tiempo de crecimiento, tiempo de prueba, porque es tiempo de fe, de confiar, de soltar, de saber que tarde o temprano todo pasará y aparecerá Jesús para calmar las aguas que nos atemorizan.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

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algodelevangelio@gmail.com
P. Rodrigo Aguilar
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2023-07-04 03:02:04 Comentario a Mateo 8, 23-27:

Frente a Jesús no hay competencia. No debería haber competencia de amor. Él es lo más grande. Él es todo. Jesús no quiere generar competencia, te imaginarás. A él no le interesa competir como nos pasa muchas veces a nosotros. Por eso cuando él nos pide que lo amemos más que a nuestros padres, más que a nuestros hijos e incluso más que a nuestra propia vida, no lo dice o hace para competir con nadie. Qué lejos estamos a veces, en este mundo, por nuestra manera de pensar y de actuar, de lo que realmente Dios desea de nosotros: Varones y mujeres que amemos en libertad, con libertad, por libertad. La competencia, tarde o temprano, genera esclavitud y exclusión. «Algo» siempre me ata a competir y, en una competencia, siempre alguien se queda afuera o parece que pierde. Alguien, de alguna manera, recibe menos o «pierde». Por supuesto que con esto no me refiero a que no es bueno superarse o buscar siempre lo mejor, buscar lo que nos ayude a crecer cada día más. Sin embargo, nunca puede ser en contra o a costa de otros, viendo a los demás como contrincantes a superar. Por eso Jesús quiere que lo amemos más, pero para que aprendamos a amar más a los demás, no para que los amemos menos. Él es el único que «potencia» nuestro amor humano, lo exalta, lo engrandece. Es el único que exige amor para que esa exigencia, redunde en más amor hacia los demás, hacia todos, sin dejar afuera a nadie. Por eso los santos, aquellos que vivieron como hijos de Dios, amaron a tantos y pudieron ensanchar su corazón hasta límites a veces impensados, para aquellos que no creen.
Hay que animarse a amar más a Jesús. Animate a hacer todo lo posible para amarlo con todo tu corazón, sabiendo que su amor no «ocupa» espacio en el corazón, sino que, al contrario, lo inflama, lo hincha, lo agranda para que entren los que nunca hubieses imaginado. Él da todo, no quita nada, aunque a veces parezca que no le importa lo que nos pasa, como en Algo del Evangelio de hoy.
Voy y yo somos de los que creen sin ver, sin ver físicamente a Jesús. Somos de los felices en este mundo. Sin embargo, ¿quién de nosotros no experimentó alguna vez la sensación de que parece que Dios «está dormido», de que Jesús se quedó dormido mientras andamos luchando contra las olas de este mundo? ¿Quién de nosotros no estuvo alguna vez en una tormenta difícil en su vida, donde parecía que todo se venía abajo, todo se hundía? ¿Quién de nosotros no experimentó la sensación de que hay tormentas que parece que no pasan jamás? Si actualmente una tormenta nos molesta a pesar de las comodidades con las cuales vivimos, ¿imaginás lo que significaba en ese tiempo una tormenta? En tiempos antiguos, donde no había tantas comodidades como hoy, realmente una tormenta era un problema, y mucho más estando en el mar, donde todo parece incontrolable e inestable. Gracias a Dios, como se dice, «siempre que llovió paró». Las tormentas molestan, pero pasan. Mojan y dan miedo, hacen ruido, pero se van. La oscuridad no es muy agradable, pero pasa, siempre amanece. Jesús parece que está dormido, o lo está, pero en el fondo no está ausente. Hoy parece que Jesús quiere enseñarles a sus amigos y a nosotros, a través de la experiencia de una tormenta en el mar, que la vida también tiene mucho de esto. Vivimos a veces de tormenta en tormenta.¿No será que Jesús «se duerme» para que nos animemos a despertarlo? Qué lindo que es eso. Jesús a veces permite la desesperación para que encontremos la esperanza en él.
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2023-07-04 03:01:24 Martes 4 de julio + XIII Martes durante el año + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 8, 23-27

Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!».
Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.
Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».

Palabra del Señor.
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2023-07-03 03:04:58
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2023-07-03 03:04:49
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2023-07-03 03:03:56 ¡Qué locura!, ¿no? ¿Te pusiste a pensar en eso alguna vez? ¿Cuántos corazones fueron y son felices en esta tierra por haber creído sin ver? Incontables. Está bueno que nos preguntemos todos: ¿soy feliz por creer sin ver o sigo desafiando a Jesús para que se me presente en vivo y en directo? ¿Somos felices de creer en alguien que jamás vimos pero que nos habla al corazón, que nos consuela como nadie, que nos guía en el silencio y que nos anima a no bajar nunca los brazos, que nos da la fuerza para amar cada día?
No sigamos buscando porqué a tantos porqués de nuestras vidas. ¿A qué me refiero? Me refiero a que ya está. Seguro que vos y yo ya sabemos que Jesús está, ya lo experimentamos. No le demos más vueltas. Los muchos porqués hay que dejarlos para la ciencia y son necesarios, pero ese es otro tema. Jesús está siempre en nuestra vida y que, está en miles de personas, nos dé hoy la fuerza para seguir creyendo y amando. Que nos ayude a seguir luchando para darnos cuenta de su presencia.
Todos podemos tener dudas. Todos pudimos desafiar alguna vez a Jesús como lo hizo Tomás, pero también todos podemos ser más confiados. Todos podemos dejar de cuestionar tanto. «En adelante no seamos incrédulos, sino hombres de fe». Hoy hablemos como Tomás y en algún Sagrario de este mundo, o si no, en el corazón, donde está Jesús, digámosle con fe y alegría: «¡Señor mío y Dios mío!» «¡Señor mío y Dios mío!».

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p. Rodrigo Aguilar
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2023-07-03 03:03:55 Comentario a Juan 20, 24-29:

Siempre hay que volver a empezar. De una manera u otra es necesario volver a confiar en lo que alguna vez nos hizo bien y nos marcó el camino y, por el olvido, por el cansancio, por la rutina nos hemos olvidado, lo hemos dejado en el camino. Siempre podemos volver a hacerlo. Es algo fundamental en nuestra vida, nuestra vida de fe. Una fiesta de un apóstol, de este gran apóstol, es una buena oportunidad para pensar en esto, porque ellos fueron de carne y hueso, como vos y yo. No te olvides. También lucharon, también tuvieron que volver a empezar una y otra vez, volver a confiar. Volvieron a levantarse una y mil veces después de equivocarse, después de dudar, de perder el ánimo y el sentido de lo que estaban haciendo. A Tomás también le pasó lo mismo.
No sé en qué momento o etapa de tu vida espiritual o de fe estás pero siempre es bueno volver a escuchar esto que nos hace bien a todos. «Señor, que no nos cansemos de volver a empezar, que no nos cansemos de volver a escuchar tu Palabra, estas palabras que jamás nos pueden hacer mal. Aunque a veces parezca que no nos producen nada en el corazón, siempre darán su fruto. Jesús, que no nos cansemos, que no creamos que ya está todo dicho, que nunca creamos que con lo que vimos o experimentamos no hace falta nada más, que ya tenemos todo resuelto». Estés en el momento en que estés, de mucho consuelo, alegría y fervor, o bien desconsuelo, tristeza y aridez, es bueno que te acuerdes que, llegado el momento, habrá que volver a empezar, volver a confiar y creer, volver a elegir. Si empezás este día lleno de fervor, aprovechá, aprovechá el viento a favor, como se dice, aprovechá la bajada y escuchá más. No te relajes. Disfrutá más, sacale «todo el jugo» a lo que Dios te está diciendo. Si, por el contrario, estás en un momento donde parece que nada te dice nada, bueno, no bajes los brazos, seguí escuchando. Poné el audio 10 veces más si es necesario. Leé más la Palabra, andá frente a un Sagrario, al Santísimo. ¡No te canses! Es solo un momento. Es solo una tormenta pasajera. Es como una nube que está tapando el sol mientras estabas «tomando sol», mientras disfrutabas de esos rayitos lindos que te hacían bien. La sombra ya va a pasar, el sol está siempre. Todos experimentamos, tarde o temprano, de una manera u otra, la pesadez, por decir así, la carga de esta vida. Esa carga que se vuelve linda cuando apostamos siempre a lo mejor, cuando descansamos en el corazón de Jesús, que siempre quiere aligerar nuestras cargas para hacer de nuestra vida algo más lindo. ¿No te anima el escuchar estas palabras de Algo del Evangelio de hoy: «¡Felices los que creen sin haber visto!». Es feliz el que cree sin estar buscando pruebas físicas de la presencia de Jesús. Vos y yo seremos felices, hoy y mañana, si dejamos de lado esa gran tentación de seguir buscando el porqué y el porqué de tantos porqués que alguna vez ya le habíamos encontrado el porqué. ¡Qué trabalenguas! ¿A qué me refiero? Tomás, el apóstol del cual celebramos hoy la fiesta, cometió el gran error de desafiar a Jesús y desafiar a sus amigos en los cuales debería haber confiado, a los cuales debería haber creído, porque lo conocían, porque lo amaban y no podían haberle hecho un chiste de tan mal gusto con algo tan sensible, con el amor de su Amigo.
Seguramente a cualquiera de nosotros nos hubiera pasado lo mismo en esa situación. Por eso, no vamos a criticar al pobre Tomás, pero su incredulidad se transforma para nosotros en oportunidad para aprender qué es la fe, a confiar y creer en esta realidad de que Jesús está vivo realmente entre nosotros. Aunque no veamos a Jesús con nuestros ojos, el testimonio de que otros lo hayan visto debería bastarnos para creer, el testimonio del cambio de sus vidas. Y, de hecho, nos basta para creer, porque ni vos ni yo lo vimos pero vos y yo creemos. Hoy somos millones los que creemos en Jesús y lo fueron a lo largo de la historia. Sin embargo, solo unos pocos lo vieron con sus propios ojos y lo tocaron con sus manos.
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2023-07-03 03:03:39 Lunes 3 de julio + Fiesta de Santo Tomás apóstol + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: « ¡Hemos visto al Señor!»
El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré.»
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: « ¡La paz esté con ustedes!»
Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.»
Tomas respondió: « ¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!»

Palabra del Señor.
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2023-07-02 03:08:19
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