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Algo del Evangelio

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El evangelio de cada día con un breve comentario, en formato de audio, realizado por el Padre Rodrigo Aguilar, Diócesis de San Miguel, Buenos Aires, Argentina. www.algodelevangelio.org
Cualquier testimonio o consulta escribir a algodelevangelio@gmail.com

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Los últimos mensajes 3

2023-07-02 03:07:29 «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí». ¿Escuchaste esto? «El que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí». No olvidemos esas palabras. No te escandalices, no te asustes, no te espantes. Vos y yo hacemos lo mismo o, mejor dicho, pretendemos lo mismo. ¿Qué pretendés de tu esposa o de tu marido? ¿No pretendés que te ame más que a los otros? ¡Claro! ¿Qué pretendés de tus hijos, que te amen más a vos o a otros papas? ¿No exigís que te amen más que a un tío, una tía, un vecino? ¿Qué necesitás de tu amigo o de tu amiga? ¿No te gustaría que te ame más que a un simple compañero? ¿Qué pretendés de tus padres? ¿No disfrutás cuando te aman por sobre todas las cosas, más que a otros? Bueno. Si nosotros que estamos llenos de debilidades, e incluso, como dice el mismo Jesús, somos malos, a veces, incluso no amamos siempre bien, pretendemos eso del amor de los demás. ¿No crees que Jesús, que Dios Padre tiene el derecho de exigirnos que lo amemos más que a todos? ¿No es lógico? ¿No es entendible que el que nos dio la vida y el que dio su vida por nosotros pretenda que la demos por él?
También podríamos agregar a esta frase tantas cosas, porque hoy hay tantos amores distintos e incluso fuera de la familia: «El que ama más a su mascota que a mí, no es digno de mí. El que ama más a su equipo de fútbol o a un ídolo mundano más que a mí, no es digno de mí. El que ama más la televisión, un libro, su carrera, su profesión más que a mí, no es digno de mí, no es digno de mí». Hay gente que ama más a los animales que a las personas, y por supuesto que a Jesús. Y eso es triste. Y así, cada uno podría incorporar su debilidad en esta frase. Todos tenemos debilidades o afectos desordenados, como se dice en la vida espiritual, que ponen de manifiesto en dónde está realmente nuestro corazón y por qué cosas estamos dando la vida, en qué cosas estamos perdiendo la vida. El mundo de hoy nos llenó de prioridades, que en realidad no lo son, que opacan el verdadero amor de Jesús. Nos llenó de cosas que nos «quitan el sueño» y no nos permiten poner cada cosa en su lugar. El que ama en el orden que Jesús quiere, finalmente termina amando más y mejor, y a todos y, además, amando bien. El que no ama en ese orden que Jesús nos enseña, no solo se pierde de amar lo mejor, a Jesús, sino que ama mal aquello que dice que ama. Termina teniendo un amor posesivo, y no como Jesús quiere.
Que este «día del Señor» nos sirva a todos para ver en dónde está nuestro corazón, cómo medimos finalmente nuestra escala de amores. ¿A quién amamos primero y más?
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

www.algodelevangelio.org
algodelevangelio@gmail.com
p. Rodrigo Aguilar
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2023-07-02 03:07:29 Comentario a Mateo 10, 37-42:

El domingo se vuelve más fecundo, mucho más, cuando se descubre su sentido más profundo, cuando descubrimos que realmente es el «día del Señor», y por eso se llama domingo. Es el día del Señor. No es solo un día para nosotros. No es el día en el que simplemente dejamos de hacer todo lo que nos agobia en la semana y hacemos «lo que queremos» y nos tiramos «panza arriba» para no hacer nada. Es la Pascua de cada semana, el día en el que de algún modo revivimos que Jesús está vivo y que Jesús murió por nosotros. Es la pascua semanal, el paso de la muerte a la vida de cada semana, el tuyo y el mío y el de todos. Bueno, hay que hacer el intento de alguna manera para santificar el domingo, como podamos, según la situación en la que estemos, pero hacerlo «día del Señor». Cuánta fuerza, cuánta fortaleza necesitamos a veces en la fe los católicos para ir contracorriente. A veces parece que estamos dormidos.
¿Creemos o no creemos que el Señor está en la Eucaristía? ¿Creemos que es el «día del Señor»?
Sé que lo que te voy a decir es difícil y hasta parece muy duro, por el mundo en el que vivimos y porque teniendo familia todo parece más difícil. Sé que por ahí estarás pensando: «Bueno, es fácil decir eso porque sos sacerdote y te tenés que dedicar a eso, es fácil porque no tenés una familia detrás». Es verdad, es verdad y estoy de acuerdo que a veces los sacerdotes decimos con mucha liviandad cosas a los demás, que los demás incluso «tienen que hacer» y nosotros a veces no las hacemos o no las vivimos, o no las experimentamos o las miramos de afuera. Es verdad, puede pasar. Pero no nos olvidemos que también los sacerdotes no salimos de un «repollo». Tuvimos y tenemos también familia de sangre. No nos trajo la cigüeña a este mundo. Venimos de una familia hecha de la misma manera que la tuya, con sus cosas lindas y sus dificultades, con sus heridas, dolores, alegrías y gozos. Por mi parte, gracias a Dios, tengo una linda familia de sangre, seis hermanos, mis padres que todavía me acompañan y ahora se sumó un batallón de sobrinos (21). Y, además, tengo la gran familia de la Iglesia, que es un regalo inmenso, que hoy es la comunidad de mi parroquia. Con lo cual, sería medio ilógico decir que «tocamos de oído» ciertas cosas, que no tenemos experiencia de familia.
Si hay algo que viví junto a mi familia y que nunca dejaré de agradecerles, es cómo vivíamos el domingo. El domingo era para nosotros, con sus idas y venidas, el «día del Señor», del Señor que ama a la familia y le gusta ser amado por una familia. Porque es así, una cosa no se opone a la otra, sino que la una potencia a la otra, la exalta, la enaltece, la trasciende. Era el día en el que nos vestíamos especialmente para ir a misa, no de cualquier manera, nos vestíamos bien; en el que íbamos juntos a misa; en el que salíamos después a comprar algunas cosas para almorzar juntos, recibir visitas; en el que disfrutábamos de estar juntos, de alguna manera (aunque, como siempre, a veces, como toda familia nos peleábamos, pero después nos reconciliábamos), era el día de «no hacer nada» para afuera, pero hacer cosas juntos, en familia. Dios no se opone a una familia. Dios es familia y disfruta de que vivamos en familia, pero para eso hay que darle también su lugar. Hay que darle culto a nuestro Señor. Hay que cultivar la amistad con Dios. Hay que darle tiempo, el tiempo que le corresponde, como hacemos con las personas que amamos, les damos tiempo. Hay que rezar en familia. Hay que animarse a rezar el rosario. Animarse a ir juntos a misa siempre en la medida de nuestras posibilidades. Hay que animarse a estar con el Señor y estar en familia.
Algo del Evangelio de hoy, aunque no tiene mucho que ver con esto del domingo, sí tiene que ver con la escala de valores, «escala de amores», por decirlo de otra manera, la jerarquía de amores en nuestra vida. Suena duro, suena estricto. Jesús parece duro y recio. Suena un Jesús como celoso y posesivo.
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2023-07-02 03:07:00 Domingo 2 de julio + XIII Domingo durante el año(A) + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 37-42

Dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a Aquél que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa».

Palabra del Señor.
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2023-07-02 03:06:46 https://youtube.com/live/bJSnh5t18_A?feature=share
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2023-07-01 03:46:14
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2023-06-12 02:58:16
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2023-06-12 02:57:17 Para no hacerlo largo e ir terminando Algo del Evangelio de hoy, te cuento que la clave para entender las Bienaventuranzas es justamente mirarlo al mismo Jesús porque él las vivió primero, porque él es el Maestro para vivirlas y por eso, mirándolo a él, sabremos lo que es ser pobre de espíritu, sabremos lo que es paciente y manso de corazón, lo que es ser consolados, tener hambre y ser de justicia, de santidad, de buscar siempre el bien, sabremos lo que es ser misericordiosos, puros de corazón, trabajar por la paz, incluso ser perseguidos por amor a él.
Mirándolo a Jesús, no necesitamos ser expertos en teología para comprender las Bienaventuranzas y querer vivirlas, sino que nos daremos cuenta de que solo el verdadero camino de la felicidad que todos anhelamos y muchas veces no sabemos encontrar. Esa es la clave, creo yo. Y es verdad que podemos explicarla una por una, pero para eso hay muchos libros escritos y retiros. Lo que podemos hacer nosotros en estos pocos minutos es rezar con estas palabras, mirando a Jesús para que él nos introduzca en este misterio de sabiduría divina que viene a liberarnos de nuestras falsas felicidades, que lo único que hacen a veces es que encontremos infelicidad. ¿Vamos juntos subir a la montaña? ¿Te animás? Empecemos a caminar.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.

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algodelevangelio@gmail.com
p. Rodrigo Aguilar
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2023-06-12 02:57:17 Comentario Mateo 5, 1-12:

Buen día, buen lunes. Empezamos una buena semana de la mano de la Palabra de Dios. ¡Qué alegría, qué bien nos hace! A levantar la cabeza y el corazón una vez más que todavía nos falta mucho, nadie sabe cuándo le puede llegar el momento, pero podríamos decir que no falta mucho; falta lo que Dios quiera. Cada vez que voy a un hospital a dar una unción de los enfermos, cuando hay una persona que está en agonía, siempre pienso en eso, que en realidad no sabemos ni el día ni la hora, solamente tenemos que estar preparados. No hay mejor manera que estar preparados que escuchar la Palabra de Dios, que estar atentos.
El escuchar la Palabra de Dios, el escuchar a los otros, nos hace de alguna manera estar atentos a lo que el Señor nos dice, a lo que el Señor nos muestra y eso nos da un corazón muy dispuesto y entregado. Por eso no dejes de escuchar la Palabra de Dios, no dejes de ayudarme, de ayudarnos a todos los que colaboramos con este proyecto de Algo del Evangelio, a seguir transmitiendo la Palabra de Dios. ¿A cuántos lugares llegará? ¿A cuántas lugares llegará? No lo sabemos. ¿A cuántos corazones llegará? No lo sabemos. En este momento, miles y miles escuchando la Palabra de Dios. ¡Qué bien que nos hace!
Y esta semana la comenzamos con el Evangelio de Mateo, el capítulo 5, con las Bienaventuranzas. ¿Te acordás? Esas promesas de felicidad que el Señor nos hace para que nos animemos a seguirlo de una manera especial, de una manera distinta, no de cualquier manera, sino a su modo. Empezamos con las Bienaventuranzas. ¡Qué maravilla! Por eso, qué lindo es empezar estos días así. Jesús se llevó a la multitud y a sus discípulos a la montaña, los sacó de donde estaba, de sus tareas cotidianas para que puedan escucharlos mejor. Nosotros en esta semana intentaremos hacer lo mismo, intentaremos dejarnos llevar por la dulzura de sus palabras. ¡Cómo habrán atraído sus sermones!
Jesús subió a la montaña para que nosotros también aprendamos a subirla, para que salgamos de nosotros mismos, dejemos lo que estamos haciendo y nos sentemos junto a él, como María, ¿te acordás? Esa mujer que se sentó a los pies de Jesús para escuchar la Palabra. Es verdad que en las tareas cotidianas a veces no podemos como quisiéramos y por eso existen los retiros espirituales. Es un momento donde nos podemos apartar. Pero bueno, por ahí no todos podemos hacer esos retiros, pero sí podemos prepararnos en estos días para escuchar las palabras que salen del corazón del Hijo, de un corazón grande maravilloso que siente como hijo, que vivió como hijo y que quiere transmitirnos esas palabras de darnos la vida de los hijos de Dios a cada uno de nosotros. Las Bienaventuranzas son el preámbulo a todo lo que vendrá después, son el corazón del Evangelio, el rostro de Jesús y son, en realidad, como dije, promesas que él nos hace para que podamos vivir como él. Promesas, no mandatos; promesas de Vida eterna, de felicidad. ¿Cómo entender estas promesas tan particulares? ¿Cómo entender estas promesas que lo que menos parecen al comienzo es que nos hablen de felicidad? ¿Cómo comprender que seremos felices si seremos pobres, humildes, podríamos decir también misericordiosos, pacíficos, pacientes, afligidos, que nos dejemos consolar, deseosos de santidad, puros e incluso perseguidos? ¿Cómo explicarle esto a este mundo? Que ser felices, ser poderosos, no necesitar nada, ser perfecto, estrictamente justo, haciendo lo que continuamente se quiere, incluso buscando la propia felicidad a costa de los demás, la verdad que es difícil. No solo le costó a Jesús, le cuesta a la Iglesia, me cuesta a mí, te cuesta a vos. Pero bueno, no renunciamos a intentarlo y hacer el esfuerzo, y subamos la montaña.
Es fácil quedarse abajo y no luchar, es fácil ni siquiera hacer el intento. No lo vamos a lograr hoy, de un día para el otro, por supuesto, pero durante estas semanas iremos lentamente desmenuzando el corazón de Jesús, trabajando de conocerlo más.
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2023-06-12 02:56:53 Lunes 12 de junio + X Lunes durante el año + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron».

Palabra del Señor.
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2023-06-11 23:41:01

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